martes, 2 de octubre de 2012

Breve semblanza histórica de la Ruta de los Foramontanos

El próximo sábado 6 de octubre en Cabezón de la Sal (Cantabria) se va a celebrar el Ier encuentro "tuitero" de la Ruta de los Foramontanos. Este singular evento bien merece ofreceros una breve reseña histórica a modo de resumen sobre esta Ruta. Confío en que pueda estimular vuestro espíritu viajero para que podáis acercaros al valle de Cabuérniga desde donde se inicia esta Ruta. Allá vamos.
 
La invasión musulmana de la península Ibérica del siglo VIII derrocó el régimen visigótico y provocó que la actual Cantabria, al abrigo del rey Alfonso I (739-757), hijo del duque Pedro de Cantabria y yerno del histórico rey astur Don Pelayo, acogiera tras sus montañas a todos los que llegaron a ellas huyendo de los islámicos.
 
La breve recopilación de noticias sobre la historia hispánica entre el siglo VII y mitad del siglo X, Anales Castellanos Primeros, recoge una sentencia que data del año 814: “exierunt fora montani de Malacoria et venerunt ad Castella” (“salieron fuera de la montaña desde Malacoria y llegaron a Castilla”). Varios historiadores coinciden en señalar que Malacoria se identifica geográficamente con el municipio montañés de Mazcuerras. De modo que la extensión del reino cristiano astur por la Meseta Norte, en aras de la Reconquista, se inició principalmente en la segunda década del siglo IX desde el actual valle de Cabuérniga, siguiendo el camino aguas arriba del río Saja remontando el puerto de Palombera hasta el nacimiento del Ebro para finalmente internarse en la llanura. Así, Ruta de los Foramontanos se erigió en aquel momento histórico como la vía natural de salida de los habitantes de los valles cántabros hacia la meseta, es decir, “fuera de la montaña”.
 
El término “foramontanos” fue acuñado en 1917 por el historiador Gómez Moreno para designar a esos cristianos que partieron de “La Montanna” para repoblar la futura Castilla. Las emigraciones lideradas por los nobles cristianos, como el conde Nuño Núñez, abuelo del futuro conde Fernán González, primer conde de Castilla, tuvieron el propósito de erigir nuevas poblaciones al Sur de la cordillera Cantábrica (ej.: Brañosera obtuvo carta de fundación en el año 824 de manos del conde Nuño Núñez). Además, esas fundaciones debían servir para afianzar las defensas militares contra el Islam, lo que se convirtió en una auténtica “aventura”. La valentía de los foramontanos, su deseo de vivir en libertad y su fe me permiten afirmar con palabras de Víctor de la Serna que con la Ruta de los Foramontanosempieza esa cosa inmensa e indestructible que llamamos España”.
 
El itinerario cántabro de esta Ruta ofrece en la actualidad múltiples hitos que merecen nuestra atención. Citemos algunos. Esencial Cabezón de la Sal, cabeza del valle de Cabuérniga, ofrece varios museos (Traje Regional, Poblado Cántabro). Mazcuerras, cuenta con un monumento dedicado a los Foramontanos. Este valle goza del parque natural Saja-Besaya, además de recorrerlo, interesa visitar el museo de la naturaleza en Carrejo y el centro de interpretación en Saja. Imprescindible Bárcena Mayor, población que conserva la estética rural montañesa. Pasando el puerto de Palombera, ya en Campoo resulta significativo visitar el nacimiento del río Ebro y conocer los vestigios romanos de Iuliobriga.
 
Torrelavega, a 2 de octubre de 2012.

Os dejo una fotografía de ese encuentro tuitero de la Ruta de los Foramontanos de ese día 6 de octubre en el puente de Santa Lucía durante el momento que el presidente de Cantabria nos acompañó.