miércoles, 31 de diciembre de 2008

Amor constante más allá de la muerte. Quevedo

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra, que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora, a su afán ansioso linsojera;

mas no de esotra parte en la ribera
dejará la memoria en donde ardía;
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley servera;

Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido.
Polvo serán, mas polvo enamorado.

Francisco de Quevedo

lunes, 29 de diciembre de 2008

Christifideles Laici (XIX). JP II Vocaciones (I)

Los últimos días del año suelen estimular nuestra reflexión sobre la bondad de las vivencias y experiencias que hemos vivido a los largo del mismo. Este año 2008 seguro que ha sido muy "movidito"...

Hoy, último lunes del año, como en los pasados, también os rescato un fragmento de la exhortación apostólica Christifideles laici del Papa Juan Pablo II (1988). Este texto te invita a considerar tu estado de vida en medio de la Sociedad. Buscar el lugar en el que situarse y ubicarse en esta vida supone encontrar "tu" vocación (recuerda que vocación procede del latín vocare, que significa llamar). Descubrir tu vocación es encontrar aquello que te hace feliz. Descubrir tu vocación es encontrar tu lugar en la vida. Descubrir tu vocación es encontrar aquello para lo cual estás llamado, es decir, aquello para lo que vales en esta vida. Esa personal y singular llamada es única e inigualable porque sólo te corresponde a ti responderla. Las negritas son mías. ¡Espero tus comentarios!

Estados de vida y vocaciones

55. Obreros de la viña son todos los miembros del Pueblo de Dios: los sacerdotes, los religiosos y religiosas, los fieles laicos, todos a la vez objeto y sujeto de la comunión de la Iglesia y de la participación en su misión de salvación. Todos y cada uno trabajamos en la única y común viña del Señor con carismas y ministerios diversos y complementarios.


Ya en el plano del ser, antes todavía que en el del obrar, los cristianos son sarmientos de la única vid fecunda que es Cristo; son miembros vivos del único Cuerpo del Señor edificado en la fuerza del Espíritu. En el plano del ser: no significa sólo mediante la vida de gracia y santidad, que es la primera y más lozana fuente de fecundidad apostólica y misionera de la Santa Madre Iglesia; sino que significa también el estado de vida que caracteriza a los sacerdotes y los diáconos, los religiosos y religiosas, los miembros de institutos seculares, los fieles laicos. (...)


Así el estado de vida laical tiene en la índole secular su especificidad y realiza un servicio eclesial testificando y volviendo a hacer presente, a su modo, a los sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas, el significado que tienen las realidades terrenas y temporales en el designio salvífico de Dios. A su vez, el sacerdocio ministerial representa la garantía permanente de la presencia sacramental de Cristo Redentor en los diversos tiempos y lugares. El estado religioso testifica la índole escatológica de la Iglesia, es decir, su tensión hacia el Reino de Dios, que viene prefigurado y, de algún modo, anticipado y pregustado por los votos de castidad, pobreza y obediencia.


Todos los estados de vida, ya sea en su totalidad como cada uno de ellos en relación con los otros, están al servicio del crecimiento de la Iglesia; son modalidades distintas que se unifican profundamente en el «misterio de comunión» de la Iglesia y que se coordinan dinámicamente en su única misión.


De este modo, el único e idéntico misterio de la Iglesia revela y revive, en la diversidad de estados de vida y en la variedad de vocaciones, la infinita riqueza del misterio de Jesucristo. Como gusta repetir a los Padres, la Iglesia es como un campo de fascinante y maravillosa variedad de hierbas, plantas, flores y frutos. San Ambrosio escribe: «Un campo produce muchos frutos, pero es mejor el que abunda en frutos y en flores. Ahora bien, el campo de la santa Iglesia es fecundo en unos y otras. Aquí puedes ver florecer las gemas de la virginidad, allá la viudez dominar austera como los bosques en la llanura; más allá la rica cosecha de las bodas bendecidas por la Iglesia colmar de mies abundante los grandes graneros del mundo, y los lagares del Señor Jesús sobreabundar de los frutos de vid lozana, frutos de los cuales están llenos los matrimonios cristianos».


En Santoña, a 29 de diciembre de 2008.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Te diré mi Amor, Rey mío. P. Rufino Mª Grández






























Si quieres escuchar el canto de este Himno litúrgico pincha aquí.


Te diré mi amor, Rey mío,

en la quietud de la tarde,

cuando se cierran los ojos

y los corazones se abren.


Te diré mi amor, Rey mío,

con una mirada suave,

te lo diré contemplando

tu cuerpo que en pajas yace.


Te diré mi amor, Rey mío,

adorándote en la carne,

te lo diré con mis besos,

quizá con gotas de sangre.


Te diré mi amor, Rey mío,

con los hombres y los ángeles,

con el aliento del cielo

que espiran los animales.


Te diré mi amor, Rey mío,

con el amor de tu Madre,

con los labios de tu Esposa

y con la fe de tus mártires.


Te diré mi amor, Rey mío,

¡oh Dios del amor más grande!

¡Bendito en la Trinidad,

que has venido a nuestro valle! Amén.


P. Rufino María Grández, pbro. OFMCap.


Retablo: La Virgen de las Rocas (Juan Bautista, la Virgen María, el ángel Uriel y el niño Jesús). Leonardo da Vinci.


En Boo de Piélagos, a 25 de diciembre de 2008, celebrando con gozo la Pascua de la Natividad de N. S. Jesucristo. ¡Feliz Navidad!

lunes, 22 de diciembre de 2008

Christifideles Laici. JP II (XVIII) Los enfermos y sufridores

Ya estamos a las puertas de celebrar la Solemnidad de la Natividad del Niño Jesús. El texto que hoy os presento reflexiona sobre la situación social de enfermos, marginados y los que sufren en general muchas veces olvidados en estas fiestas que para muchos es muestra de ostentanción y motivo de derroche materialista, a pesar de la crisis económica que nuestra Sociedad sufre. El fragmento corresponde, como es habitual estos últimos lunes, a la exhortación apostólica de Juan Pablo II Christifideles laici (1988). Las negritas son mías, ¡espero vuestros comentarios!

Los enfermos y los que sufren

53. El hombre está llamado a la alegría, pero experimenta diariamente tantísimas formas de sufrimiento y de dolor. En su Mensaje final, los Padres sinodales se han dirigido con estas palabras a los hombres y mujeres afectados de las más diversas formas de sufrimiento y de dolor, con estas palabras: «Vosotros, los abandonados y marginados por nuestra sociedad consumista; vosotros, enfermos, minusválidos, pobres, hambrientos, emigrantes, prófugos, prisioneros, desocupados, ancianos, niños abandonados y personas solas; vosotros, víctimas de la guerra y de toda violencia que emana de nuestra sociedad permisiva: la Iglesia participa de vuestro sufrimiento que conduce al Señor, el cual os asocia a su Pasión redentora y os hace vivir a la luz de su Redención. Contamos con vosotros para enseñar al mundo entero qué es el amor. Haremos todo lo posible para que encontréis el lugar al que tenéis derecho en la sociedad y en la Iglesia».


En el contexto de un mundo sin confines, como es el del sufrimiento humano, dirijamos ahora la atención a los aquejados por la enfermedad en sus más diversas formas. Los enfermos, en efecto, son la expresión más frecuente y más común del sufrir humano.


Las palabras del apóstol Pablo han de convertirse en su programa de vida y, antes todavía, son luz que hace resplandecer a sus ojos el significado de gracia de su misma situación: «Completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia» (Col 1, 24). Precisamente haciendo este descubrimiento, el apóstol arribó a la alegría: «Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros» (Col 1, 24). Del mismo modo, muchos enfermos pueden convertirse en portadores del «gozo del Espíritu Santo en medio de muchas tribulaciones» (1Ts 1, 6) y ser testigos de la Resurrección de Jesús. (...)


El hombre que sufre es camino de la Iglesia porque, antes que nada, es camino del mismo Cristo, el buen Samaritano que «no pasó de largo», sino que «tuvo compasión y acercándose, vendó sus heridas (...) y cuidó de él» (Lc 10, 32-34).


A lo largo de los siglos, la comunidad cristiana ha vuelto a copiar la parábola evangélica del buen Samaritano en la inmensa multitud de personas enfermas y que sufren, revelando y comunicando el amor de curación y consolación de Jesucristo. Esto ha tenidó lugar mediante el testimonio de la vida religiosa consagrada al servicio de los enfermos y mediante el infatigable esfuerzo de todo el personal sanitario. Además hoy, incluso en los mismos hospitales y nosocomios católicos, se hace cada vez más numerosa, y quizá también total y exclusiva, la presencia de fieles laicos, hombres y mujeres. Precisamente ellos, médicos, enfermeros, otros miembros del personal sanitario, voluntarios, están llamados a ser la imagen viva de Cristo y de su Iglesia en el amor a los enfermos y los que sufren.


En Barcelona, a 22 de diciembre de 2008.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Christifideles Laici (XXVII) JPII Colaboración hombres y mujeres

El fragmento de hoy trata sobre la colaboración en la construcción de la Sociedad entre hombres y mujeres está extraído de la exhortación apostólica Christifideles Laici de Juan Pablo II (1988), y está relacionado con el papel del hombre y la mujer en la Sociedad, que ya hemos tratado los tres lunes pasados (24 de noviembre, 1 y 8 de diciembre).Puede consultarse un documento más actual (2004) sobre este tema de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Las negritas son mías. ¡Espero vuestros comentarios!

Copresencia y colaboración de los hombres y de las mujeres

52. (...), diversas situaciones eclesiales tienen que lamentar la ausencia o escasísima presencia de los hombres, de los que una parte abdica de las propias responsabilidades eclesiales, déjando que sean asumidas sólo por las mujeres, como, por ejemplo, la participación en la oración litúrgica en la iglesia, la educación y concretamente la catequesis de los propios hijos y de otros niños, la presencia en encuentros religiosos y culturales, la colaboración en iniciativas caritativas y misioneras.


Se ha de urgir pastoralmente la presencia coordinada de los hombres y de las mujeres para hacer más completa, armónica y rica la participación de los fieles laicos en la misión salvífica de la Iglesia.


La razón fundamental que exige y explica la simultánea presencia y la colaboración de los hombres y de las mujeres no es sólo, como se ha hecho notar, la mayor significatividad y eficacia de la acción pastoral de la Iglesia; ni mucho menos el simple dato sociológico de una convivencia humana, que está naturalmente hecha de hombres y de mujeres. Es, más bien, el designio originario del Creador que desde el «principio» ha querido al ser humano como «unidad de los dos»; ha querido al hombre y a la mujer como primera comunidad de personas, raíz de cualquier otra comunidad y, al mismo tiempo, como «signo» de aquella comunión interpersonal de amor que constituye la misteriosa vida íntima de Dios Uno y Trino.


Precisamente por esto, el modo más común y capilar, y al mismo tiempo fundamental, para asegurar esta presencia coordinada y armónica de hombres y mujeres en la vida y en la misión de la Iglesia, es el ejercicio de los deberes y responsabilidades del matrimonio y de la familia cristiana, en el que se transparenta y comunica la variedad de las diversas formas de amor y de vida: la forma conyugal, paterna y materna, filial y fraterna. [¡Esto ya se decía en 1988 (hace 20 años)!, y ahora nos lo están metiendo por los ojos como si fuesen los descubridores de la igualdad entre géneros]. Leemos en la Exhortación Familiaris consortio (Juan Pablo II, 1981): «Si la familia cristiana es esa comunidad cuyos vínculos son renovados por Cristo mediante la fe y los sacramentos, su participación en la misión de la Iglesia debe realizarse según una modalidad comunitaria. Juntos, por tanto, los cónyuges en cuanto matrimonio, y los padres e hijos en cuanto familia, han de vivir su servicio a la Iglesia y al mundo (...). La familia cristiana edifica además el Reino de Dios en la historia mediante esas mismas realidades cotidianas que hacen relación y singularizan su condición de vida. Es entonces en el amor conyugal y familiar -vivido en su extraordinaria riqueza de valores y exigencias de totalidad, unicidad, fidelidad y fecundidad- donde se expresa y realiza la participación de la familia cristiana en la misión profética, sacerdotal y real de Jesucristo y de su Iglesia».


En Barcelona, a 15 de diciembre de 2008.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Christifideles Laici (XXVI) JP II Misión de hombres y mujeres

El texto de hoy engarza con los de los dos últimos lunes (24 de noviembre y 1 de diciembre) pues seguimos considerando el papel público que hombres y mujeres ocupan en la Sociedad, aunque como estarás viendo nos detenemos más en la singular figura de la mujer. El fragmento, como los anteriores, corresponde a la exhortación apostólica Christifideles Laici de Juan Pablo II (1988). Las negritas son mías. ¡Espero vuestros comentarios!

Misión en la Iglesia y en el mundo
51. (...) la mujer, lo mismo que el varón, es hecha partícipe del triple oficio de Jesucristo Sacerdote, Profeta, Rey; y, por tanto, está habilitada y comprometida en el apostolado fundamental de la Iglesia: la evangelización. Por otra parte, precisamente en la realización de este apostolado, la mujer está llamada a ejercitar sus propios «dones»: en primer lugar, el don de su misma dignidad personal, mediante la palabra y el testimonio de vida; y después los dones relacionados con su vocación femenina. (...).

Es del todo necesario, entonces, pasar del reconocimiento teórico de la presencia activa y responsable de la mujer en la Iglesia a la realización práctica. Y en este preciso sentido debe leerse la presente Exhortación, la cual se dirige a los fieles laicos con deliberada y repetida especificación «hombres y mujeres». Además, el nuevo Código de Derecho Canónico contiene múltiples disposiciones (...) que exigen ser más ampliamente conocidas, y puestas en práctica (...).


Ha de pensarse, por ejemplo, en la participación de las mujeres en los Consejos pastorales diocesanos y parroquiales, como también en los Sínodos diocesanos y en los Concilios particulares. En este sentido, los Padres sinodales [del Concilio Vaticano II] han escrito: «Participen las mujeres en la vida de la Iglesia sin ninguna discriminación, también en las consultaciones y en la elaboración de las decisiones». (...).

En el ámbito más específico de la evangelización y de la catequesis hay que promover con más fuerza la responsabilidad particular que tiene la mujer en la transmisión de la fe, no sólo en la familia sino también en los más diversos lugares educativos y, en términos más amplios, en todo aquello que se refiere a la recepción de la Palabra de Dios, su comprensión y su comunicación, también mediante el estudio, la investigación y la docencia teológica. (...).

El «discernimiento», del que habla muchas veces el apóstol Pablo, no consiste sólo en la ponderación de las realidades y de los acontecimientos a la luz de la fe; es también decisión concreta y compromiso operativo, no sólo en el ámbito de la Iglesia, sino también en aquél otro de la sociedad humana.

Se puede decir que todos los problemas del mundo actual -de los que ya hablaba la segunda parte de la Constitución conciliar Gaudium et spes, y que el tiempo no ha resuelto en absoluto, ni los ha atenuado- deben ver a las mujeres presentes y comprometidas, y precisamente con su aportación típica e insustituible.

En particular, dos grandes tareas confiadas a la mujer merecen ser propuestas a la atención de todos.

En primer lugar, la responsabilidad de dar plena dignidad a la vida matrimonial y a la maternidad. Nuevas posibilidades se abren hoy a la mujer en orden a una comprensión más profunda y a una más rica realización de los valores humanos y cristianos implicados en la vida conyugal y en la experiencia de la maternidad. El mismo varón -el marido y el padre- puede superar formas de ausencia o presencia episódica y parcial, es más, puede involucrarse en nuevas y significativas relaciones de comunión interpersonal, gracias precisamente al hacer inteligente, amoroso y decisivo de la mujer.

Después, la tarea de asegurar la dimensión moral de la cultura, esto es, de una cultura digna del hombre, de su vida personal y social. El Concilio Vaticano II parece relacionar la dimensión moral de la cultura con la participación de los laicos en la misión real de Cristo. (...).

«No es bueno que el hombre esté solo; quiero hacerle una ayuda semejante a él» (Gn 2, 18). Dios creador ha confiado el hombre a la mujer. Es cierto que el hombre ha sido confiado a cada hombre, pero lo ha sido en modo particular a la mujer, porque precisamente la mujer parece tener una específica sensibilidad —gracias a su especial experiencia de su maternidad— por el hombre y por todo aquello que constituye su verdadero bien, comenzando por el valor fundamental de la vida. ¡Qué grandes son las posibilidades y las responsabilidades de la mujer en este campo!; especialmente en una época en la que el desarrollo de la ciencia y de la técnica no está siempre inspirado ni medido por la verdadera sabiduría, con el riesgo inevitable de «deshumanizar» la vida humana, sobre todo cuando ella está exigiendo un amor más intenso y una más generosa acogida. (...). En esta perspectiva se debe considerar también la presencia del varón, junto con la mujer.

En Pozuelo de Alarcón, a 8 de diciembre de 2008. Solemnidad de la Inmaculada Concepción.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Los idiomas de España. Lenguas del Estado Español

Por si se nos estaba olvidando que el castellano es patrimonio de todos al igual que el resto de los idiomas que se hablan en España.

Por cierto, en el minuto 8 hay unas magníficas imágenes de Santander.



En Santander, a 5 de diciembre de 2008.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Christifideles Laici (XXV). JPII Fundamentos antropológicos hombre y mujer

Este lunes continuamos con la reflexión sobre el servicio de la mujer y del hombre dentro de la Sociedad, tema iniciado el lunes pasado y que a lo largo de este mes de diciembre abordaremos. El texto corresponde a la exhortación apostólica Christifideles Laici de Juan Pablo II (1988). Hoy se nos invita en concreto a considerar los fundamentos antropológicos y teológicos del hombre y de la mujer, los cuales nos ayudaran a situarlos al servicio de la Sociedad de acuerdo con sus respectivas vocaciones. Si quieres tener algún texto más actual puedes consultar el escrito publicado por la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó en 2004 -de acuerdo con el Concilio Vaticano II, esta exhortación apostólica y otros escritos del magisterio ordinario- en el que trató sobre la colaboración del hombre y la mujer en la Iglesia y el mundo. Las negritas son mías. ¡Espero tus comentarios!

Fundamentos antropológicos y teológicos

50. La condición para asegurar la justa presencia de la mujer en la Iglesia y en la sociedad es una más penetrante y cuidadosa consideración de los fundamentos antropológicos de la condición masculina y femenina, destinada a precisar la identidad personal propia de la mujer en su relación de diversidad y de recíproca complementariedad con el hombre, no sólo por lo que se refiere a los papeles a asumir y las funciones a desempeñar, sino también, y más profundamente, por lo que se refiere a su estructura y a su significado personal. (...).


Empeñándose en la reflexión sobre los fundamentos antropológicos y teológicos de la condición femenina, la Iglesia se hace presente en el proceso histórico de los distintos movimientos de promoción de la mujer y, calando en las raíces mismas del ser personal de la mujer, aporta a ese proceso su más valiosa contribución. Pero antes, y más todavía, la Iglesia quiere obedecer a Dios, quien, creando al hombre «a imagen suya», «varón y mujer los creó» (Gn 1, 27); así como también quiere acoger la llamada de Dios a conocer, a admirar y a vivir su designio. Es un designio que «al principio» ha sido impreso de modo indeleble en el mismo ser de la persona humana -varón y mujer- y, por tanto, en sus estructuras significativas y en sus profundos dinamismos. (...). Aquella «plenitud» continúa en la historia: la lectura del designio de Dios acerca de la mujer se realiza incesantemente y se ha de llevar a cabo en la fe de la Iglesia, también gracias a la existencia concreta de tantas mujeres cristianas; sin olvidar la ayuda que pueda provenir de las diversas ciencias humanas y de las distintas culturas. Éstas, gracias a un luminoso discernimiento, podrán ayudar a captar y precisar los valores y exigencias que pertenecen a la esencia perenne de la mujer, y aquéllos que están ligados a la evolución histórica de las mismas culturas. Como nos recuerda el Concilio Vaticano II, «la Iglesia afirma que, bajo todos los cambios, hay muchas cosas que no cambian; éstas encuentran su fundamento último en Cristo, que es siempre el mismo: ayer, hoy y para siempre (cfr. Hb 13, 8)».


La Carta Apostólica sobre la dignidad y la vocación de la mujer [Mulieris Dignitatem, 1988] se detiene en los fundamentos antropológicos y teológicos de la dignidad personal de la mujer. El documento -que vuelve a asumir, proseguir y especificar las reflexiones de la catequesis de los miércoles dedicada por largo tiempo a la «teología del cuerpo»- quiere ser, a la vez, el cumplimiento de una promesa hecha en la Encíclica Redemptoris Mater (1987) y también la respuesta a la petición de los Padres sinodales.


La lectura de la Carta Mulieris dignitatem, también por su carácter de meditación bíblicoteológica, podrá estimular a todos, hombres y mujeres, y en particular a los cultores de las ciencias humanas y de las disciplinas teológicas, a que prosigan el estudio crítico, de modo que profundicen siempre mejor -sobre la base de la dignidad personal del varón y de la mujer y de su recíproca relación- los valores y las dotes específicas de la femineidad y de la masculinidad, no sólo en el ámbito del vivir social, sino también y sobre todo en el de la existencia cristiana y eclesial.


La meditación sobre los fundamentos antropológicos y teológicos de la mujer debe iluminar y guiar la respuesta cristiana a la pregunta, tan frecuente, y a veces tan aguda, acerca del espacio que la mujer puede y debe ocupar en la Iglesia y en la sociedad.


En Boo de Piélagos, a 1 de diciembre de 2008.


jueves, 27 de noviembre de 2008

Definiendo el amor. Quevedo

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida, que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido, que nos da cuidado,
un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo,
enfermedad que crece si es curara.

Éste es el niño Amor, éste es tu abismo:
mirad cuál amistad tendrá con nada,
el que en todo es contrario de sí mismo.

Francisco de Quevedo

martes, 25 de noviembre de 2008

Casablanca de Llobregat I

Políticamente incorrecto... pero por suerte o por desgracia, se empieza a parecer a la realidad que en Cataluña se vive.
¡Buen martes!



Hoy, desde la villa y corte de Madrid, a 25 de noviembre de 2008.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Christifideles Laici. JPII (XXIV) Mujeres y hombres

El fragmento de hoy de la exhortación de Juan Pablo II, Christifideles laici (1988), seguro que no va a dejar indiferente a nadie, ni éste ni los que "colgaré" en próximas ediciones, pues tratará sobre el papel social de hombres y mujeres, especialmente nos fijaremos en el de la mujer. El tema es muy importante, especialmente porque muestra el valor de cada persona (independientemente de su género), de su naturaleza, de su vocación y de su misión de trabajar por el Bien común. Las negritas son mías. ¡Espero tus comentarios, como no puede ser de otro modo!

Mujeres y hombres
49. Los Padres sinodales [del Concilio Vaticano II] han dedicado una atención particular a la condición y al papel de la mujer, con una doble intención: reconocer, e invitar a reconocer por parte de todos y una vez más, la indispensable contribución de la mujer a la edificación de la Iglesia y al desarrollo de la sociedad; y además, analizar más específicamente la participación de la mujer en la vida y en la misión de la Iglesia.

Refiriéndose a Juan XXIII, que vió un signo de nuestro tiempo en la conciencia que tiene la mujer de su propia dignidad y en el ingreso de la mujer en la vida pública, los Padres sinodales -frente a las más variadas formas de discriminación y de marginación a las que está sometida por el simple hecho de ser mujer— han afirmado repetidamente y con fuerza la urgencia de defender y promover la dignidad personal de la mujer y, por tanto, su igualdad con el varón.

Si es éste un deber de todos en la Iglesia y en la sociedad, lo es de modo particular de las mujeres, las cuales deben sentirse comprometidas como protagonistas en primera línea. (...), sólo el abierto reconocimiento de la dignidad personal de la mujer constituye el primer paso a realizar para promover su plena participación tanto en la vida eclesial como en aquella social y pública. Se debe dar más amplia y decisiva respuesta a la petición hecha por la Exhortación Familiaris consortio (1981) en relación con las múltiples discriminaciones de las que son víctimas las mujeres: «(...)que por parte de todos se desarrolle una acción pastoral específica, más enérgica e incisiva, a fin de que estas situaciones sean vencidas definitivamente, de tal modo que se alcance la plena estima de la imagen de Dios que se refleja en todos los seres humanos sin excepción alguna». En la misma línea han afirmado los Padres sinodales: «La Iglesia, como expresión de su misión, debe oponerse con firmeza a todas las formas de discriminación y de abuso de la mujer», y también señalaron que «la dignidad de la mujer —gravemente vulnerada en la opinión pública— debe ser recuperada mediante el efectivo respeto de los derechos de la persona humana y por medio de la práctica de la doctrina de la Iglesia». (...).

Aunque no hayan sido llamadas al apostolado de los Doce y por tanto al sacerdocio ministerial, muchas mujeres acompañan a Jesús en su ministerio y asisten al grupo de los Apóstoles (cfr. Lc 8, 2-3 ); están presentes al pie de la Cruz (cfr. Lc 23, 49); ayudan al entierro de Jesús (cfr. Lc 23, 55) y la mañana de Pascua reciben y transmiten el anuncio de la resurrección (cfr. Lc 24, 1-10); rezan con los Apóstoles en el Cenáculo a la espera de Pentecostés (cfr. Hch 1, 14). (...).

En sus Cartas, Pablo recuerda, también por su propio nombre, a numerosas mujeres por sus varias funciones dentro y al servicio de las primeras comunidades eclesiales (cfr. Rm 16, 1-15; Flp 4, 2-3; Col 4, 15; 1Co 11, 5; 1Tm 5, 16). «Si el testimonio de los Apóstoles funda la Iglesia -ha dicho Pablo VI-, el de las mujeres contribuye en gran manera a nutrir la fe de las comunidades cristianas».

Y, como en los orígenes, así también en su desarrollo sucesivo la Iglesia siempre ha conocido (...) mujeres que han desempeñado un papel quizá decisivo y que han ejercido funciones de considerable valor para la misma Iglesia. Es una historia de inmensa laboriosidad, humilde y escondida la mayor parte de las veces, pero no por eso menos decisiva para el crecimiento y para la santidad de la Iglesia. Es necesario que esta historia se continúe, es más que se amplíe e intensifique ante la acrecentada y universal conciencia de la dignidad personal de la mujer y de su vocación, y ante la urgencia de una «nueva evangelización» y de una mayor «humanización» de las relaciones sociales. (...).

Y más adelante agregaron [los Padres del Vaticano II]: «Este Sínodo proclama que la Iglesia exige el reconocimiento y la utilización de estos dones, experiencias y aptitudes de los hombres y de las mujeres, para que su misión se haga más eficaz (cfr. Congregación para la Doctrina de la Fe, Instructio de libertate christiana et liberatione, 72)».

En Madrid, a 24 de noviembre de 2008.

jueves, 20 de noviembre de 2008

El PSOE subaya que la alta velocidad a Cantabria "ya está en obras"

Éste es el titular que hoy podemos leer en el Diario Montañés, periódico decano de la prensa Cántabra, en su edición digital. Voy a hacer un brevísimo extracto de la noticia (que puedes leer entera si pinchas en El PSOE subraya que la alta velocidad en Cantabria "ya está en obras"):

"Cantabria no estará en desventaja con otras comunidades autónomas en la conexión del ferrocarril de alta velocidad, aseguró ayer la vicesecretaria general del PSC-PSOE, Rosa Eva Díaz Tezanos, quien recordó que el proyecto «ya está en obras» en la línea de AVE que llega a Valladolid y luego a Palencia y conectará, aseguró, con Santander. (...).

Díaz Tezanos aseguró que hay informes técnicos que determinan la viabilidad de que este tren mixto sea al mismo tiempo de alta velocidad, aunque no se aventuró a fijar plazos ni coste del proyecto. (...)".

Y, retóricamente, me pregunto usando la lógica del sentido común:

Si, como afirma Díaz Tezanos, NO hay PRESUPUESTO y NO hay PLAZOS de ejecución,
entonces es metafísicamente IMPOSIBLE que el proyecto esté "YA EN OBRAS".

Sin embargo, otra cuestión es que se esté TRABAJANDO en el proyecto a nivel teórico-práctico en este ambicioso proyecto ferroviario único en España: ¡2 AVEs para Cantabria y Bilbao!


Lo cual supone que entonces SI hay PRESUPUESTO,
por lo que, en consecuencia, SI se pueden fijar PLAZOS de ejecución.

Porque SI hay PRESUPUESTO, entonces los ingenieros reciben su salario.
Porque los ingenieros diseñadores del proyecto supongo que trabajarán si se les paga ¿no?


Sin embargo, si, como afirma Díaz Tezanos, NO hay PRESUPUESTO,
entonces los ingenieros NO TRABAJAN porque no reciben su salario.
Y, por consiguiente, los ingenieros NO podrán fijar PLAZOS de ejecución.


En conclusión, si los ingenieros NO TRABAJAN, entonces el proyecto NO puede estar "YA EN OBRAS".
Lo cual, lógicamente, ésta afirmación de Díaz Tezanos acaba siendo una "reducción al absurdo", una afirmación ilógica.

De manera que convocar una rueda de prensa para presentar esta contradicción de ideas es un sin-sentido y no tiene valor per se, es una pérdida de tiempo y ganas de llenar portadas, gastar tinta y de "vender" humo.

En Barcelona, a 20 de noviembre de 2008.

En vano busca la tranquilidad en el amor. Fco. de Quevedo

A fugitivas sombras doy abrazos,
en los sueños se cansa el alma mía;
paso luchando a solas noche y día,
con un trasgo que traigo entre mis brazos.

Cuando le quiero más ceñir con lazos,
y viendo mi sudor se me desvía,
vuelvo con nueva fuerza a mi porfía,
y temas con amor se hacen pedazos.

Voyme a vengar en una imagen vana,
que no se aparta de los ojos míos;
búrlame, y de burlarme corre ufana.

Empiézola a seguir, faltanme bríos,
y como de alcanzarla tengo gana,
hago correr tras ella el llanto en ríos.

Francisco de Quevedo

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Les faltan un millón de votos. Mójate

Publicado en mojate.es.

El partido socialista es consciente de que, en base a la estructura sociológica española, les faltan aproximadamente un millón de votos para tener una consolidación estable en el poder. Por todo ello, repetidamente han intentado modificar el censo electoral para ampliarlo a aquellos que presumiblemente son afines a sus postulados.

En primer lugar hemos visto el intento de que los emigrantes puedan votar en las elecciones municipales. Se trataría, de esta forma de intentar rentabilizar en las elecciones municipales el proceso de regularización masiva que emprendió su gobierno y más después de que saltaran las alarmas al perder las últimas elecciones municipales. Esto, sin embargo, presenta dos problemas; por un lado, no está tan claro que el voto emigrante sea voto socialista y, también que no es posible otorgar derecho a voto a personas de otras nacionalidades de aquellos lugares sin un acuerdo de reciprocidad para que los españoles en sus países puedan votar en sus elecciones.

En este contexto se entiende la noticia de que Zapatero ha dado orden a la representación diplomática en Hispanoamérica para que impulsen el otorgar la nacionalidad española a los hijos y nietos de los exiliados durante la Guerra Civil. Se trata de una de las medidas previstas en la Ley de Memoria Histórica que ellos mismos aprobaron y que podría implicar un aumento significativo en el censo electoral (se habla de un incremento potencial de entre medio millón y un millón de personas), ley que también busca convertir en nacionales a todos los extranjeros que lucharon en el bando republicano.

De esta forma, y maquillándolo bajo un manto de justicia, se espera aumentar la base electoral del PSOE y es que, al final el poder es el poder y la tentación de alterar los resultados electorales mediante este tipo de trucos, parece ser demasiado fuerte.

En Barcelona, a 19 de noviembre de 2008.

martes, 18 de noviembre de 2008

"Nosotros queremos un país de puertas abiertas...". Carbonell apoyando a la COPE

Estas últimas últimas semanas estamos asistiendo a la privación del derecho de libertad de expresión de la Cadena COPE. No es primera vez que la Generalidad de Cataluña la quiere callar, ya en mayo de 1999 se argumentó para justificar el cierre de tres de sus frecuencias que la libertad de expresión de la que gozaba no debía usarse "para explicar mentiras".

Tal decisión se llevo a debate en el Parlament el 19 de mayo de 1999 y en esa sesión -recuerda Daniel Sirera en su libro Tan catalán como tú (Martínez Roca, Barcelona, 2008, 124-127)-
José María Carbonell, en calidad de diputado del PSC defendió a la COPE con estas palabras: "Mire, Sr. Consejero [en aquel momento el Conseller de Presidencia era Xavier Trías], la calumnia y la difamación son un delito. Si alguien cree que dice mentiras, debe ir a los tribunales. Dígame, Sr. Consejero, ¿quién es un gobierno para decidir qué es mentira y qué es verdad? En ningún sitio consta que un gobierno tenga estas atribuciones. De pronto, el Presidente de la Generalidad se convierte en un censor y, además, en un censor ejecutivo. Hoy es la COPE, mañana puede ser cualquier otra emisora que no guste. (...). Estas afirmaciones cambian la lógica de nuestro sistema democrático al introducir una forma de censura que no está prevista ni en la Constitución ni en ninguna de nuestras leyes. En Cataluña hace falta más libertad, más pluralidad en los medios de comunicación públicos y privados. (...). Nosotros queremos un país de puertas abiertas, un país que quiere ser más libre y aireado y para serlo necesitamos más libertad y pluralismo en los medios de comunicación. Esto, consejero, es lo que está en juego".

Pues bien, actualmente el Sr. Carbonell es el Presidente del Consejo Audivisual de Cataluña (CAC), y no parece que recuerde estos principios expuestos durante aquella intervención. Si en aquel momento la defensa de la libertad de expresión y no la de los medios de comunicación afines a la ideología del Gobierno, era importante ¿qué es lo que ha cambiado? ¿Qué ha motivado que el CAC haya vuelto a arremeter contra un medio de comunicación que hace uso del mismo derecho de libertad de expresión que unas líneas atrás el Sr. Carbonell, su presidente actual, defendía?

Esta pregunta retórica tiene una sola respuesta: quién está en el poder. En 1999 quién gobernaba Cataluña era CiU, y hoy en 2008 PSC-ERC-IU. En 1999 el Sr. Carbonell se encontraba en la oposición, momento para el desgaste político, y ahora en 2008 está en el ejecutivo presidiendo el CAC. Sin embargo, los principios que defendía en 1999 hoy no los quiere recordar porque la COPE -en su ejercició de libertad de expresión ampada en el artículo 20 de nuestra Constitución- manifiesta los excesos del nacionalismo del actual gobierno tripartito, del cual él recibe órdenes. ¡Y claro eso molesta! Así, que la decisión más fácil es censura al canto... y esto sí que me recuerda a la "Memoria histórica", porque ¿dónde se ha visto que socialistas adopten medidas propias del régimen franquista, o quizá mejor sería compararlas a regímenes comunistas? Porque la censura, el pensamiento único, el adoctrinamiento de masas, el voto único es propio, no nos equivoquemos, de las dictaduras.

En Barcelona, a 18 de noviembre de 2008.

Publicado en España-liberal y en cope.es.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Christifideles Laici. JPII (XXIII) El don de la sabiduría

Todos los lunes los estoy dedicando a recuperar algún texto relacionado con algún aspecto de la Vida Pública, que sirva para nuestra formación y reflexión. El de hoy también corresponde a la exhortación apostólica Christifideles Laici de Juan Pablo II (1988). En él se nos presenta el valor del don de la sabiduría a la hora de poder tomar decisiones que afecten a nuestra vida. En muchas ocasiones, por no decir casi siempre, esta sabiduría nos alcanza con los años, de ahí el respeto que hemos de profesar por nuestos "ancianos" (cada vez más numerosos a causa del envejecimiento de nuestra población y la escasa tasa de natalidad). Como sabes los órganos de decisión de las pólis (ciudades) de la Antigua Grecia estaban compuestas por hombres que representaban a sus ciudadanos. A esos hombres se los denominaban "presbyteros", que como ya podrás intuir significa "ancianos". Así se escogían a esos hombres "ancianos" (no por su edad) sino por su sabiduría y prudencia, necesaria para tomar buenas decisiones sobre los problemas que la ciudad presentaba. Las negritas son mías. ¡Espero tú comentario!


Los ancianos y el don de la sabiduría

48. A las personas ancianas -muchas veces injustamente consideradas inútiles, cuando no incluso como carga insoportable- (...).


La Biblia siente una particular preferencia en presentar al anciano como el símbolo de la persona rica en sabiduría y llena de respeto a Dios (cfr. Si 25, 4-6). En este mismo sentido, el «don» del anciano podría calificarse como el de ser, en la Iglesia y en la sociedad, el testigo de la tradición de fe (cfr. Sal 44, 2; Ex 12, 26-27), el maestro de vida (cfr. Si 6, 34; 8, 11-12), el que obra con caridad.


El acrecentado número de personas ancianas en diversos países del mundo, y la cesación anticipada de la actividad profesional y laboral, abren un espacio nuevo a la tarea apostólica de los ancianos. Es un deber que hay que asumir, (...); y, por otra parte, tomando conciencia cada vez más clara de que su propio papel en la Iglesia y en la sociedad de ningún modo conoce interrupciones debidas a la edad, sino que conoce sólo nuevos modos. Como dice el salmista: «Todavía en la vejez darán frutos, serán frescos y lozanos, para anunciar lo recto que es Yahvéh» (Sal 92, 15-16). Repito lo que dije durante la celebración del Jubileo de los Ancianos: «La entrada en la tercera edad ha de considerarse como un privilegio; y no sólo porque no todos tienen la suerte de alcanzar esta meta, sino también y sobre todo porque éste es el período de las posibilidades concretas de volver a considerar mejor el pasado, de conocer y de vivir más profundamente el misterio pascual, de convertirse en ejemplo en la Iglesia para todo el Pueblo de Dios (...). No obstante la complejidad de los problemas que debéis resolver y el progresivo debilitamiento de las fuerzas, y a pesar de las insuficiencias de las organizaciones sociales, los retrasos de la legislación oficial, las incomprensiones de una sociedad egoísta, vosotros no sois ni debéis sentiros al margen de la vida de la Iglesia, elementos pasivos de un mundo en excesivo movimiento, sino sujetos activos de un período humana y espiritualmente fecundo de la existencia humana. Tenéis todavía una misión que cumplir, una ayuda que dar. Según el designio divino, cada uno de los seres humanos es una vida en crecimiento, desde la primera chispa de la existencia hasta el último respiro».

En Barcelona, a 17 de noviembre de 2008.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Yes, we can


No te frotes los ojos... No estás soñando... Tampoco es un montaje del photoshop... ¡Sí amigos!, parece increíble pero Bush está saludando a Rodríguez Zapatero. ¡Ver para creer!... ¡Para que luego digan que los milagros no existen! Aunque ya es sabido de todos que este "milagro" tiene precio que todos los españoles tendremos que pagar al Presidente Sarkosky, que es quién ha intercedido ante el Presidente George W. Bush para lograr cedernos una silla y 8 largos minutos para la cumbre internacional financiera que se celebra hoy.

"Yes, we can". Esto es lo que habrá pensado nuestro Presidente del Gobierno: el lema demócrata de Obama, Presidente electo de los USA. Éste es el mejor pie de foto que resume los esfuerzos de nuestro Presidente para estar en esta reunión de mandatarios internacionales. Sin embargo, no siempre las solas fuerzas de uno mismo nos permiten conseguir los objetivos que nos proponemos; necesitamos de "algo" más para lograrlo.

En Barcelona, a 15 de noviembre de 2008.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Síntesis de la encíclica Aeterni Patris de León XIII por S. Ramírez

El Papa León XIII publicó el 4 de agosto de 1879 la epístola encíclica sobre la restauración de la "filosofía cristiana" conforme a la doctrina de santo Tomás de Aquino Aeterni Patris. En este breve escrito se reafirma la autoridad e importancia de las enseñanzas tomistas respecto al magisterio de la Iglesia. Sin duda, este revelador documento pontificio presenta con toda claridad la necesidad de seguir los principios filosóficos del aquinate para entender con mayor profundidad los misterios que la Revelación contiene y que la teología se encarga de intentar explicar. De tal manera que tenemos la certeza de que desmarcarse de la argumentación de este Doctor de la Iglesia en lo que se refiere a la teología significa acercarse con mucha probabilidad a un error de interpretación de la Doctrina revelada por Jesucristo.

Aunque esta encíclica fue escrita hace casi 130 años, sus temas son de rabiosa actualidad para el "mundo global" de nuestro s. XXI y sus contenidos continúan estando vigentes. Por ello, quiero rescatar para tu memoria las consideraciones del filósofo escolástico más importante del s. XX, Santiago Ramínez, -miembro de la Orden de Predicadores fundada por santo Domingo Guzmán- que sintetizan magistralmente, como suele ser habitual en sus obras, las enseñanzas de esta encíclica en tres ideas princiales (cfr. S. Ramírez. Introducción a santo Tomás de Aquino. BAC Minor nº 36, Madrid, 1975, pp. 201-209):
Existe una 1) necesidad y utilidad de una filosofía sana y robusta, que pueda servir convenientemente a la fe sin menoscabo de su propia dignidad de ciencia humana.
Las causas de todos los males del mundo actual se reducen a una desviación del pensamiento, corrompido por una falsa filosofía. Para sanear las costumbres y rectificar las voluntades es preciso por sanear y vitalizar las inteligencias.
La luz de la razón natural, debidamente informada y perfeccionada por una auténtica filosofía, es un valioso refuerzo que no es justo ni prudente rechazar ni menospreciar.
Esa auténtica filosofía
a) es capaz de mostrar el camino de la verdadera fe, al preparar a la razón humana para "entender" la Revelación; b) es, además, poderosa ciencia colaboradora de la teología (encargada directamente de explicar los contenidos revelados en las Sagradas Escrituras); y c)
es defensora contra las posturas contrarias a la fe, al resistir sus ataques y pulverizando sus argumentos, porque así como esas ideologías abusan de la filosofía para ir contra la fe, así una auténtica filosofía es capaz de descubrir las debilidades de sus postulados y de rebatir sus acusaciones.
Como 2) la filosofía de santo Tomás posee eminentemente estas cualidades.
Sus obras contienen ordenadamente las enseñanzas de los Santos Padres y de los Doctores de la Iglesia que le precedieron, a las cuales enriquece considerablemente con reflexiones dotadas de eminente claridad, propias del experimentado maestro que con sencillez quiere enseñar a sus discípulos.
Su filosofía es universal, profunda, sólida y ordenada. No hay problema filosófico importante que no haya tratado con sutilidad y precisión, analizando sus partes metodológicamente y aportando una solución a la cuestión estudiada.
Su filosofía contiene en germen todas las verdades del orden natural que se van descubriendo a lo largo de los siglos.
Su filosofía suministra eficaces armas para combatir toda clase de errores, antiguos y modernos, pasados, presentes y futuros.
Su filosofía es la más sana, la más segura y la más conforme a la fe. Nadie como
santo Tomás distinguido con rotunda claridad la fe de la razón, la filosofía de la teología, la naturaleza de la gracia; pero, tampoco, nadie como él los ha sabido unir y armonizar.
Por tanto, 3) es necesario volver a la filosofía de santo Tomás de Aquino, seguirla fielmente y propagarla por todos los medios.
Así, pues, por la horna y defensa de nuestra fe, por el bien de la sociedad y por el incremento de todas las ciencias exhortamos -afirma el pontífice- que se haga todo lo posible para restablecer la áurea doctrina del aquinate y propagarla por todos los medios, responsabilidad a la que compromete especialmente a los profesores.

Fiel esta recomendación el
Instituto Santo Tomás de Balmesiana de Barcelona organiza anualmente cursos, seminarios y conferencias que exponen las enseñanzas del santo filósofo dominico.

En Barcelona, a 12 de noviembre de 2008.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Christifideles Laici. JP II (XXII) La cultura

El fragmento de la exhortación apostólica de Juan Pablo II, Christifideles Laici (1988), que hoy rescato para vosotros tiene relación con la cultura (que el DRAE define, para que conste, como el conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico). La expresión de nuestras costumbres y pensamientos más genuinos e íntimos compartidos con los hombres con los que convivimos en sociedad están materializados en lo que llamamos cultura. Nuestra cultura es lo que nos caracteriza y diferencia como pueblo -como sociedad y grupo de personas que conviven en paz y felicidad-, y que nos une con los fuertes nexos de las tradiciones distinguiéndonos con ellas de otras sociedades con otras culturas. Nuestra sociedad occidental se caracteriza por una cultura fundamentada sobre tres pilares: la filosofía griega, el derecho romano y la fe cristiana. Negar u olvidar alguno de estos pilares que conforman nuestra genuina manera de ser sería negarnos a nosotros mismos, y por tanto, ir en contra de nuestras propias vidas. ¡Tendríamos que cambiarlas! Y, en consecuencia, ya no seríamos quiénes ahora somos. Las negritas son mías. ¡Espero vuestros comentarios!

Evangelizar la cultura y las culturas del hombre

44. El servicio a la persona y a la sociedad humana se manifiesta y se actúa a través de la creación y la transmisión de la cultura, que especialmente en nuestros días constituye una de las más graves responsabilidades de la convivencia humana y de la evolución social. A la luz del Concilio, entendemos por «cultura» todos aquellos «medios con los que el hombre afina y desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y corporales; procura someter el mismo orbe terrestre con su conocimiento y trabajo; hace más humana la vida social, tanto en la familia como en la sociedad civil, mediante el progreso de las costumbres e instituciones; finalmente, a lo largo del tiempo, expresa, comunica y conserva en sus obras grandes experiencias espirituales y aspiraciones, para que sirvan al progreso de muchos, e incluso de todo el género humano». En este sentido, la cultura debe considerarse como el bien común de cada pueblo, la expresión de su dignidad, libertad y creatividad, el testimonio de su camino histórico. En concreto, sólo desde dentro y a través de la cultura, la fe cristiana llega a hacerse histórica y creadora de historia.


Frente al desarrollo de una cultura que se configura como escindida, no sólo de la fe cristiana, sino incluso de los mismos valores humanos, como también frente a una cierta cultura científica y tecnológica, impotente para dar respuesta a la apremiante exigencia de verdad y de bien que arde en el corazón de los hombres, la Iglesia es plenamente consciente de la urgencia pastoral de reservar a la cultura una especialísima atención.


Por eso la Iglesia pide que los fieles laicos estén presentes, con la insignia de la valentía y de la creatividad intelectual, en los puestos privilegiados de la cultura, como son el mundo de la escuela y de la universidad, los ambientes de investigación científica y técnica, los lugares de la creación artística y de la reflexión humanista. Tal presencia está destinada no sólo al reconocimiento y a la eventual purificación de los elementos de la cultura existente críticamente ponderados, sino también a su elevación mediante las riquezas originales del Evangelio y de la fe cristiana. (...).


Merecen volver a ser consideradas aquí algunas frases particularmente significativas de la Exhortación Evangelii nuntiandi de Pablo VI: «La Iglesia evangeliza siempre que, en virtud de la sola potencia divina del Mensaje que proclama (cfr. Rm 1, 16; 1Co 1, 18, 2, 4), intenta convertir la conciencia personal y a la vez colectiva de los hombres, las actividades en las que trabajan, su vida y ambiente concreto. Estratos de la sociedad que se transforman: para la Iglesia no se trata sólo de predicar el Evangelio en zonas geográficas siempre más amplias o a poblaciones cada vez más extendidas, sino también de alcanzar y casi trastornar mediante la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, la línea de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad que están en contraste con la Palabra de Dios y con su plan de salvación. Se podría expresar todo ésto del siguiente modo: es necesario evangelizar -no decorativamente, a manera de un barniz superficial, sino en modo vital, en profundidad y hasta las raíces- la cultura y las culturas del hombre (...). La ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda el drama de nuestra época, como también lo fue de otras. Es necesario, por tanto, hacer todos los esfuerzos en pro de una generosa evangelización de la cultura, más exactamente, de las culturas».


Actualmente el camino privilegiado para la creación y para la transmisión de la cultura son los instrumentos de comunicación social. También el mundo de los mass-media, como consecuencia del acelerado desarrollo innovador y del influjo, a la vez planetario y capilar, sobre la formación de la mentalidad y de las costumbres, representa una nueva frontera de la misión de la Iglesia. En particular, la responsabilidad profesional de los fieles laicos en este campo, ejercitada bien a título personal bien mediante iniciativas e instituciones comunitarias, exige ser reconocida en todo su valor y sostenida con los más adecuados recursos materiales, intelectuales y pastorales.


En el uso y recepción de los instrumentos de comunicación urge tanto una labor educativa del sentido crítico animado por la pasión por la verdad, como una labor de defensa de la libertad, del respeto a la dignidad personal, de la elevación de la auténtica cultura de los pueblos, mediante el rechazo firme y valiente de toda forma de monopolización y manipulación. (...).


En Barcelona, a 10 de noviembre de 2008.