viernes, 30 de enero de 2009

Ricardo de la Cierva. La infiltración. Fénix. Madrid, 2008

Ricardo de la Cierva. La infiltración. La infiltración marxista y masónica en la Iglesia española y Universal del siglo XX. Fénix. Madrid, 2008, 574 páginas.


Ricardo de la Cierva (Madrid, 1926) en las primeras páginas, a modo de introducción y para dejar la cuestión muy clara –creo yo–, presenta dos imprescindibles documentos de Pío XII de 1950 para comprender el tema de fondo que se quiere tratar en este libro, a saber, la fidelidad a la Tradición y al Magisterio de la Iglesia. Estos documentos la constitución apostólica Munificentissimus Deus en la que se define como dogma la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a la gloria celeste (pp. 14ss), y la carta encíclica Humani generis, sobre las falsas opiniones contra los fundamentos de la doctrina católica (pp. 31ss).


Tras la lectura de estos dos sólidos y perennes textos pontificios se nos entregan otros cuatro documentos. Son poco conocidos mediáticamente, pero han sabido captar la situación interna por la que pasaba la Compañía de Jesús a partir de la década de los 60 del siglo pasado. Sus autores, jesuitas todos, nos narran cómo la asimilación de las tesis marxistas supuso la relajación doctrinal y espiritual, y la infidelidad a la Iglesia de la Compañía de Jesús.


Del primer documento destaco la reflexión sobre la dudosa legitimidad de la “deliberación comunitaria”, ya que no responde al espíritu ignaciano (pp. 125ss).


Del segundo documento merece la pena leerse las diferencias dogmáticas y espirituales entre la Compañía “A” (fiel al espíritu ignaciano) y la “B” (progresista) (pp. 218ss); las advertencias del Papa Pablo VI a los jesuitas (p. 245); y las páginas que versan sobre la figura de Pedro Arrupe, Prepósito General de la Compañía de Jesús entre 1965-1983 (pp. 251ss).


El tercer documento sobresale -en palabras del autor- por su importancia y por su resumen de la cuestión (pp. 295ss). Los nuevos Jesuitas. Una Compañía de Jesús rebelde. Un cisma real, aunque no declarado. La corrupción del espíritu ignaciano (1997) es un texto claro y profundo en sus argumentaciones. Resaltan las consideraciones sobre los jesuitas Teilhard de Chardin (pp. 300ss), Authony de Mello (pp. 383ss), Karl Rahner (pp. 389ss), y Vergara Acebes (pp. 390ss); las llamadas de los Papas a la fidelidad a la Iglesia (pp. 307ss); y el epígafe sobre los jesuitas en contra de la cultura de la vida (pp. 405ss).


El cuarto documento es la reproducción de una serie de cartas entre un jesuita con el Padre Prepósito General Kolvenbach (1983-2008).


La lectura hasta aquí te llevará a deducir que la infiltración y naturalización de los postulados marxistas-leninistas dentro de las estructuras de la Iglesia ha sido responsabilidad de la relajación espiritual y doctrinal de la Compañía de Jesús (no olvidemos que es la Orden religiosa más importante del mundo), que ¿inconscientemente? ha seguido un plan de acción definido e intencionado. Esa intencionalidad de introducirse dentro de los cuadros jerárquicos de la Iglesia para luego, desde dentro, acabar con ella puede verse reflejada en el “endiablado” documento La Iglesia Católica y Cuba: Programa de acción. Prensa de Idiomas Extranjeros de Pekín para el Uso Exclusivo de la Sección Latinoamericana del Departamento de Enlace del Partido Comunista Chino. Pekín, 1959 (pp. 459ss). Este texto me dejó sin palabras… tan sólo me invitó a orar.


No quiero contarte más. Pero seguro que hay más cuestiones dignas de tu consideración. Te animo a que leas este libro, aunque al comienzo pueda resultarte repetitivo y, en ocasiones, pesimista pero al concluirlo tendrás una visión más amplia sobre la penosa realidad del laicismo progresista que ataca nuestras tradiciones y creencias.


En Barcelona, a 30 de enero de 2009.

miércoles, 28 de enero de 2009

Contra las filosofías que falsean la Doctrina de la Iglesia, la Humani generis recomienda el estudio de santo Tomás

El 12 de agosto de 1950, el Papa Pío XII sancionó la carta encíclica Humani generis, sobre las opiniones contra los fundamentos de la doctrina católica. En ella se apuntan las filosofías (relativismo, evolucionismo, monismo, panteísmo, idealismo, inmanentismo, pragmatismo, materialismo, existencialismo) que con sus postulados confunden los auténticos principios cristianos, y que la Iglesia defiende como verdadero legado para la salvación y felicidad del hombre.

La Iglesia nada dice sobre las afirmaciones sostenidas por estas filosofías que no afectan a su doctrina. Sin embargo, se advierten en éllas afirmaciones que afectan contrariamente a los principios nucleares de la naturaleza humana: "el verdadero y genuino valor del conocimiento humano, los inconcusos [firmes, indiscutibles] principios metafísicos (los de razón suficiente, causalidad y finalidad) y, (...) que se puede llegar a la verdad cierta e inmutable" (n. 23).

La Iglesia, como Madre y Maestra qué es, advierte que a estas cuestiones esenciales "nunca es lícito derribarla o contaminarla con falsos principios, (...). Pues la Verdad y sus expresiones filosóficas no pueden estar sujetas a cambios continuos, principalemente cuando se trate de los principios que la mente humana conoce por sí misma (...). Ninguna verdad, que la mente humana hubiese descubierto mediante una sincera investigación, puede estar en contradicción con otra verdad y alcanzada, porque Dios, la suma Verdad, creó y rige la humana inteligencia no para que cada día oponga nuevas verdades a las ya realmente adquiridas, sino para que, apartados los errores que tal vez se hayan introducido, vaya añadiendo verdades a verdades de un modo tan ordenado y orgánico como el que aparece en la constitución misma de la naturaleza de las cosas, de donde se extrae la Verdad" (n. 24).

Consecuentemente, el hombre no debe abrazar "apresuradamente y ligeramente las novedades que se ofrecen todos los días, sino que ha de examinarlas con la máxima diligencia y ha de someterlas a justo examen, no sea que pierda la verdad ya adquirida o la corrompa, ciertamente con grave peligro y daño aun para la fe misma" (n. 24).

Por ello, el Santo Padre enseña, una vez más -como hicieron sus predecesores-, que para poder descubrir y corregir a esas filosofías nos alienta a instruirnos "en las disciplinas filosóficas según el método, la doctrina y los principios del Doctor Angélico, pues por la experiencia de muchos siglos sabemos ya bien que el método del aquinate se distingue por una singular excelencia, tanto para formar (...) como para investigar la Verdad, y que, además, su doctrina está en armonía con la divina revelación y es muy eficaz así para salvaguardar los fundamentos de la fe como para recoger útil y seguramente los frutos de un sano progreso" (n. 25).

Continua la encíclica lamentando que los miembros de esas filosofías desprecien a priori la doctrina que la Iglesia defiende, especialmente cuando ésta busca el Bien para el hombre. Estas ideologías la menosprecian con apelativos de anticuada, antimoderna y de no ir con el progreso psicológico del hombre; y "pregonan que esta nuestra filosofía defiende erróneamente la posibilidad de una metafísica absolutamente verdadera; mientras ellos sostienen, por lo contrario, que las verdades, principalemente trascendentales, sólo pueden convenientemente expresarse mediante doctrinas dispares que se completen mutuamente, aunque en cierto modo sean opuestas entre sí" (n. 26).

También afirman estas ideologías "que la filosofía perenne no es sino la filosofía de las esencias inmutables, mientras que la gente moderna ha de considerar la existencia de los seres singulares y la vida en su continua evolución. Y mientras desprecian esta filosofía ensalzan otras, antiguas o modernas, orientales u occidentales, de tal modo que parecen insinuar que, cualquier filosofía o doctrina opinable, añadiéndole -si fuere menester- algunas correcciones o complementos, puede conciliarse con el dogma católico" (n. 26).

Y por si fuera poco, estas filosofías -principalmente el inmanentismo, el idealismo, el materialismo y el existencialismo- acusan a las enseñanzas tomistas, como si fuera un defecto de fondo y de forma, que en lo que al proceso del conocimiento se refiere, atienden "sólo a la inteligencia, menospreciando el oficio de la voluntad y de los sentimientos. Lo cual no es verdad. La filosofía cristiana, en efecto, nunca ha negado la utilidad y la eficiencia de las buenas disposiciones que todo espíritu tiene para conocer y abrazar los principios religiosos y morales; más aún: siempre ha enseñado que la falta de tales disposiciones puede ser la causa de que el entendimiento, bajo el influjo de las pasiones y de la mala voluntad, de tal manera, se obscurezca que no pueda ya llegar a ver con rectitud. Y el Doctor Común creee que el entendimiento puede en cierto modo percibir los más altos bienes correspondientes al orden moral, tanto natural como sobrenatural, en cuanto experimenta en lo íntimo una cierta efectiva connaturalidad con esos mismos bienes, ya sea natural, ya por medio de la gracia divina (cfr. Sto. Tomás. Summa Theologica I-II q. 1 a. 4 ad 3; q. 45 a. 2); (...)" (n. 26).

Ante esta situación Pío XII, dirige su mirada hacia los teólogos y los filósofos. A ellos encarga "la difícil misión de defender e imprimir en las almas de los hombres las verdades divinas y humanas", por lo que "no deben ignorar ni desatender estas opiniones que, más o menos, se apartan del recto camino. Aun más, es necesario que las conozcan bien, ya porque no se pueden curar las enfermedades si antes no son suficientemente conocidas; ya queen las mismas falsas afirmaciones se oculta a veces un poco de verdad; ya, por último, porque los mismos errores estimulan la mente a investigar y ponderar con mayor diligencia algunas verdades filosóficas o teológicas" (n. 5).

Pero, el Papa Pacelli no se queda en esto, llama les llama la atención diciéndoles que si los "filósofos y teólogos procurasen tan sólo sacar este fruto de aquellas doctrinas estudiadas con cautela, no tenía por qué intervenir el Magisterio de la Iglesia". Porque "no faltan quienes (...) amando la novedad más de lo debido y temiendo ser tenidos por ignorantes de los procesos de la ciencia, procuran sustraerse a la dirección del Sagrado Magisterio, y así se hallan en peligro de apartarse poco a poco e insensiblemente de la verdad revelada y arrastrar también a los demás hacía el error" (n. 6).

Así pues, para descubrir las falsas opiniones que tergiversan la doctrina de la Iglesia y de la auténtica filosofía humana hemos de procurar adquirir el hábito de la constante lectura de las obras de santo Tomás, fuente segura de una sólida formación humanísitica que nos permitirá evitar ser engañados por esas filosofías.

En Barcelona celebrando la festividad de santo Tomás de Aquino, a 28 de enero de 2009.

lunes, 26 de enero de 2009

Christifideles laici. JP II (XXIII). Aspectos de una formación integral: formación de laicos

Como el lunes pasado, os traigo un nuevo texto de Juan Pablo II (Christifideles laici, 1988) para justificarte los beneficios que tiene tu propia formación. La formación aporta unidad de vida, permite ser coherente con tus actos, y lleva a ser cuidadoso con nuestras obligaciones cívicas y sociales. Esa formación debe tocar lo espiritual, lo conceptual, lo cultural. Aquel que tenga alguna participación en la Vida Pública no deje de conocer la Doctrina Social porque le será de gran utilidad. Las negritas son mías. ¡Espero tus comentarios!


Una formación integral para vivir en la unidad

59. En el descubrir y vivir la propia vocación y misión, los fieles laicos han de ser formados para vivir aquella unidad con la que está marcado su mismo ser de miembros de la Iglesia y de ciudadanos de la sociedad humana.


En su existencia no puede haber dos vidas paralelas: por una parte, la denominada vida «espiritual», con sus valores y exigencias; y por otra, la denominada vida «secular», es decir, la vida de familia, del trabajo, de las relaciones sociales, del compromiso político y de la cultura. El sarmiento arraigado en la vid que es Cristo, da fruto en cada sector de su actividad y de su existencia. En efecto, todos los distintos campos de la vida laical entran en el designio de Dios, que los quiere como el «lugar histórico» del revelarse y realizarse de la caridad de Jesucristo para gloria del Padre y servicio a los hermanos. Toda actividad, toda situación, todo esfuerzo concreto -como p. ej., la competencia profesional y la solidaridad en el trabajo, el amor y la entrega a la familia y a la educación de los hijos, el servicio social y político, la propuesta de la verdad en el ámbito de la cultura- son ocasiones providenciales para un «continuo ejercicio de la fe, de la esperanza y de la caridad».


El Concilio Vaticano II ha invitado a todos los fieles laicos a esta unidad de vida, denunciando con fuerza la gravedad de la fractura entre fe y vida, entre Evangelio y cultura: «El Concilio exhorta a los cristianos, (...), a esforzarse por cumplir fielmente sus deberes temporales, guiados siempre por el espíritu evangélico. Se equivocan los cristianos que, sabiendo que no tenemos aquí ciudad permanente, pues buscamos la futura, consideran por esto que pueden descuidar las tareas temporales, sin darse cuenta de que la propia fe es un motivo que les obliga al más perfecto cumplimiento de todas ellas según la vocación personal de cada uno (...). La separación entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerada como uno de los más graves errores de nuestra época». Por eso he afirmado que una fe que no se hace cultura, es una fe «no plenamente acogida, no enteramente pensada, no fielmente vivida».

Aspectos de la formación

60. Dentro de esta síntesis de vida se sitúan los múltiples y coordinados aspectos de la formación integral de los fieles laicos.


Sin duda la formación espiritual ha de ocupar un puesto privilegiado en la vida de cada uno, llamado como está a crecer ininterrumpidamente en la intimidad con Jesús, en la conformidad con la voluntad del Padre, en la entrega a los hermanos en la caridad y en la justicia. (...).


Se revela hoy cada vez más urgente la formación doctrinal de los fieles laicos, no sólo por el natural dinamismo de profundización de su fe, sino también por la exigencia de «dar razón de la esperanza» que hay en ellos, frente al mundo y sus graves y complejos problemas. Se hacen así absolutamente necesarias una sistemática acción de catequesis, que se graduará según las edades y las diversas situaciones de vida, y una más decidida promoción cristiana de la cultura, como respuesta a los eternos interrogantes que agitan al hombre y a la sociedad de hoy.


En concreto, es absolutamente indispensable -sobre todo para los fieles laicos comprometidos de diversos modos en el campo social y político- un conocimiento más exacto de la doctrina social de la Iglesia, como repetidamente los Padres sinodales han solicitado en sus intervenciones. Hablando de la participación política de los fieles laicos, se han expresado del siguiente modo: «Para que los laicos puedan realizar activamente este noble propósito en la política (es decir, el propósito de hacer reconocer y estimar los valores humanos y cristianos), no bastan las exhortaciones, sino que es necesario ofrecerles la debida formación de la conciencia social, especialmente en la doctrina social de la Iglesia, la cual contiene principios de reflexión, criterios de juicio y directrices prácticas (cfr. Congregación para la Doctrina de la Fe, Libertatis conscientia, Instrucción sobre libertad cristiana y liberación, 72). (...)».


Finalmente, en el contexto de la formación integral y unitaria de los fieles laicos es particularmente significativo, por su acción misionera y apostólica, el crecimiento personal en los valores humanos. Precisamente en este sentido el Concilio ha escrito: «(los laicos) tengan también muy en cuenta la competencia profesional, el sentido de la familia y el sentido cívico, y aquellas virtudes relativas a las relaciones sociales, es decir, la probidad, el espíritu de justicia, la sinceridad, la cortesía, la fortaleza de ánimo, sin las cuales ni siquiera puede haber verdadera vida cristiana».


Los fieles laicos, al madurar la síntesis orgánica de su vida -que es a la vez expresión de la unidad de su ser y condición para el eficaz cumplimiento de su misión-, serán interiormente guiados y sostenidos por el Espíritu Santo, como Espíritu de unidad y de plenitud de vida.


En Barcelona, a 26 de enero de 2009.

domingo, 25 de enero de 2009

Homilía de san Juan Crisóstomo sobre san Pablo

Este domingo celebramos la conversión del judío Saulo en el "Apóstol de los gentiles" Pablo. Para honrar su infatigable labor apostólica os rescato un fragmento de una homilía de san Juan Crisóstomo acerca de santo apóstol que he encontrado en la introducción de la obra de Julio Alonso Ampuero, Espiritualidad del apóstol según san Pablo, colgada en la web de la Fundación Gratis Date. ¡Que lo disfrutéis!

«Cada día se levantaba con una mayor elevación y fervor de espíritu y, frente a los peligros que lo acechaban, era cada vez mayor su empuje, como lo atestiguan sus propias palabras: «Olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacía lo que está por delante...».

En medio de las asechanzas de sus enemigos, habla en tono triunfal de las victorias alcanzadas sobre los ataques de sus perseguidores y, habiendo sufrido en todas partes azotes, injurias y maldiciones, como quien vuelve victorioso de la batalla, colmado de trofeos, da gracias a Dios, diciendo: «Doy gracias a Dios, que siempre nos asocia a la victoria de Cristo». Imbuido de estos sentimientos, se lanzaba a las contradicciones e injurias, que le acarreaba su predicación, con un ardor superior al que nosotros empleamos en la consecución de los honores, deseando la muerte más que nosotros deseamos la vida, la pobreza más que nosotros la riqueza, y el trabajo mucho más que otros apetecen el descanso que lo sigue.

La única cosa que él temía era ofender a Dios; lo demás le tenía sin cuidado. Por esto mismo, lo único que deseaba era agradar siempre a Dios.

Y, lo que era para él lo más importante de todo, gozaba del amor de Cristo; con esto se consideraba el más dichoso de todos, sin esto le era indiferente asociarse a los poderosos y a los príncipes; prefería ser, con este amor, el último de todos, incluso del número de los condenados, que formar parte, sin él, de los más encumbrados y honorables.

Para él, el tormento más grande y extraordinario era el verse privado de este amor: para él, su privación significaba el infierno, el único sufrimiento, el suplicio infinito e intolerable.

Gozar del amor de Cristo representaba para él la vida, el mundo, la compañía de los ángeles, los bienes presentes y futuros, el Reino, las promesas, el conjunto de todo bien; sin este amor nada catalogaba como triste o alegre. Las cosas de este mundo no las consideraba, en sí mismas, ni duras ni suaves.

Las realidades presentes las despreciaba como hierba ya podrida. A los mismos gobernantes y al pueblo enfurecido contra él les daba el mismo valor que a un insignificante mosquito.

Consideraba como un juego de niños la muerte y la más variada clase de tormentos y suplicios, con tal de poder sufrir algo por Cristo. Pablo, encerrado en la cárcel, habitaba ya en el cielo, y recibía los azotes y heridas con un agrado superior al de los que conquistan el premio en los juegos...».

En Santander celebrando la conversión de san Pablo, a 25 de enero de 2009.

viernes, 23 de enero de 2009

Los siete magníficos (del EuroPP) a la espera de más valientes

El pasado 14 de enero en la cámara del Parlamento Europeo en Estrasburgo tuvo lugar la aprobación de la Resolución sobre la situación de los derechos fundamentales en la Unión Europea. Lo sorprendente de esa Resolución es que se aceptan como derechos fundamentales de las personas el aborto, la eutanasia, el matrimonio entre homosexuales y el consumo de drogas (cfr. nn. 60. 71. 75. 150. 167). ¿Pero a qué se dedican nuestros europarlamentarios? ¿Dónde han abandonado el sentido común?

¿Desde cuando abortar es un derecho de la persona? Al menos en España, que yo sepa, con la Ley del 1985 en la mano, el aborto es un delito, despenalizado en 3 supuestos. Si es un delito, consecuentemente no es un derecho, y los delitos son castigados.
Es sabido y reconocido por la ciencia biológica y médica que el ser vivo que crece y vive en el seno materno es una persona. Así abortar es matar a un ser vivo, lo que significa un delito. Y, por tanto y coherentemente, el acto de abortar no puede elevarse a la categoría de derecho fundamental de la persona.

De lo mismo podemos decir del resto de las cuestiones arriba citadas como si fueran lo más natural del comportamiento humano. ¿Acaso consumar una eutanasia, es decir, llevar a cabo la muerte de una persona es un derecho fundamental? ¿Nos hemos vuelto locos? ¿Desde cuando ayudar a que una persona muera forma parte de la Ley natural, la más humana de las Leyes posibles? ¿Acaso consumir en exceso drogas es un derecho fundamental? ¿Desde cuándo drogarse, matarse, es un derecho? ¿Están locos estos "parlamentarios" -parafraseando a Obelix-?

En ese Parlamento no se han enterado quién es el hombre y cuáles son sus necesidades reales. Es más, se están inventando un modelo de hombre y con sus Leyes pretenden condicionar su comportamiento y costumbres. Su "oculto" propósito responde a ideologías perniciosas que en el fondo no buscan la felicidad y auténtica libertad del hombre. ¡Esas pseudo-filosofías quieren "crear" un hombre "inhumano"!

Pues bien, en este contexto sólo 7 europarlamentarios de nuestra representación española en el Parlamento Europeo han votado en contra de esta Resolución, acertadamente pues es conforme al sentido común y el Bien común del hombre. Esos europarlamentario pertenecen al grupo del Partido Popular Europeo. Hasta aquí, quizá nada sorprendente porque este partido sostiene los principios del Humanismo cristiano que defienden la importancia de los valores que respetan la dignidad del hombre hasta el punto de darle plenitud al mismo. Lo sorprendente viene ahora. Este Grupo Parlamentario está formado por 24 diputados. Pues bien, de estos ¡11 votaron a favor de esa Resolución! ¿Es que estos 11 no he han leído el programa ideológico de su partido? ¿Es que estos 11 no representan a aquellos votantes que les han votado porque defienden precisamente unos principios concretos? ¡Una lástima que con su irresponsabilidad no hayan sabido defender las ideas de muchos de sus votantes que creen en un modelo concreto de vida y que con esta decisión han quebrado su confianza!

¡Esos 7 eurodiputados son magníficos! Y son Jaime Mayor, José I. Salafranca, José Javier Pomés, Pilar Ayuso, Cristina Gutiérrez, Luis Herrero y Carlos J. Iturgáiz. ¡Los 7 magníficos! Son 7 valientes que decidieron defender los principios de sus votantes, decisión difícil de tomar por el "qué dirán" de sus otros 11 compañeros. No me cabe la menor duda que estos 7 esperan que haya más valientes que se les junten a ellos para defender un mejor modelo de organización política.

En Barcelona, a 23 de enero de 2009.

Publicado en España liberal y en Cope.es.

jueves, 22 de enero de 2009

Música sin fronteras, "Stand by me", Ben E. King

Hace unos días elmundo.es colgaba una noticia, que una amiga, Inma Barroso, recomendaba conocer. Un proyecto de música sin fronteras. Músicos que se ganan la vida en las calles a la espera de que un "ojeador" les dé una oportunidad nos cantan con el único mensaje de la paz. En este caso, podemos disfrutar de una versión de "Stand by me" de Ben E. King:





Incluyo también una versión del autor original para que la comparéis y la volváis a disfrutar:



En Barcelona, a 22 de enero de 2009.

martes, 20 de enero de 2009

El lento despertar del letargo de los sindicatos

Por todos es conocido que durante la primavera, el verano y parte del otoño los osos acumulan la energía suficiente, gracias a los suculentos alimentos que logran cazar, para poder sobrevivir al invierno durante en el que invernan -duermen- en profundo letargo en sus cuevas, a la espera de que llegue de nuevo la primavera para despertar y así volver a atrapar nuevas y sabrosas “viandas” con qué nutrirse.

Por analogía, este tipo de natural comportamiento animal se puede extrapolar a los sindicatos. ¡Pero, ojo, qué nadie se sienta menospreciado con estas palabras pero sí, al menos, interpelado!

Los sindicatos, como los osos, son grandes, representan un símbolo idílico para el pueblo y, además, poseen mucha fuerza a la hora de efectuar cualquier movimiento.

Efectivamente, los sindicatos son un colectivo grande en razón del gran número de trabajadores al que representan desde su creación. Los sindicatos representan un icono cuasi-religioso para el pueblo porque recibe, gracias a sus negociaciones y demandas ante los empresarios y el Estado, los derechos de los trabajadores que conforman el pueblo. Y, por último, los sindicatos, cuando se lo proponen, disponen de una fuerza de convocatoria y de movilización de la sociedad que muchas organizaciones políticas quisieran para sí.

Los sindicatos, como los osos, no hacen uso de sus cualidades anteriormente destacadas mientras invernan en plácido sueño. Lo que supone que previamente han cazado los alimentos necesarios para sobrevivir. En el caso de los sindicatos, son las subvenciones estatales y el pago de las cuotas, fruto de la confianza de la fidelidad de sus afiliados.

Se debe notar ya la crisis en las organizaciones sindicales porque desde que “oficialmente” el Gobierno confesó que estamos en “crecimiento negativo” el sábado pasado (17 de enero) fue la primera vez que los sindicatos (CC. OO., si no estoy mal informado), salieron a las calles para revindicar que se tomen medidas coherentes para solucionar el futuro de los trabajadores y de las empresas. Zaragoza acogió esta primera marcha denunciando públicamente -por si alguno aún no se había enterado- que hay despidos, ERE’s, congelación de sueldos, recortes de plantilla, reestructuración de gastos… Zaragoza vio como los sindicatos, los osos, despertaron de su letargo para exigir dignidad para los trabajadores y sus empleos. ¿Volverán a esconderse los sindicatos, los osos, en sus “cuevas” para dormir de nuevo o ya se habrán dado cuenta de que hay que salir a las calles a demandar soluciones?

En Barcelona, a 20 de enero de 2009.

Publicado en España liberal y en Cope.es.

lunes, 19 de enero de 2009

Christifideles laici. JP II (XXII). Descubrir la vocación: formación de laicos

Para continuar argumentando la importancia que tiene tu propia formación personal, "echo más carne al asador" con otro texto de la Christifideles laici de Juan Pablo II (1988). La madura formación permite vivir nuestra vocación misionera: a saber, el poder servir felizmente a la Sociedad en la que vivimos. Las negritas son mías. ¡Espero tus comentarios!

La formación de los laicos: Descubrir y vivir la propia vocación y misión

58. La formación de los fieles laicos tiene como objetivo fundamental el descubrimiento cada vez más claro de la propia vocación y la disponibilidad siempre mayor para vivirla en el cumplimiento de la propia misión.

Dios me llama y me envía como obrero a su viña; me llama y me envía a trabajar para el advenimiento de su Reino en la historia. Esta vocación y misión personal define la dignidad y la responsabilidad de cada fiel laico y constituye el punto de apoyo de toda la obra formativa, ordenada al reconocimiento gozoso y agradecido de tal dignidad y al desempeño fiel y generoso de tal responsabilidad.

En efecto, Dios ha pensado en nosotros desde la eternidad y nos ha amado como personas únicas e irrepetibles, llamándonos a cada uno por nuestro nombre, como el Buen Pastor que «a sus ovejas las llama a cada una por su nombre» (Jn 10, 3). Pero el eterno plan de Dios se nos revela a cada uno sólo a través del desarrollo histórico de nuestra vida y de sus acontecimientos, y, por tanto, sólo gradualmente: en cierto sentido, de día en día.

Y para descubrir la concreta voluntad del Señor sobre nuestra vida son siempre indispensables la escucha pronta y dócil de la palabra de Dios y de la Iglesia, la oración filial y constante, la referencia a una sabia y amorosa dirección espiritual, la percepción en la fe de los dones y talentos recibidos y al mismo tiempo de las diversas situaciones sociales e históricas en las que se está inmerso.

En la vida de cada fiel laico hay además momentos particularmente significativos y decisivos para discernir la llamada de Dios y para acoger la misión que Él confía. Entre ellos están los momentos de la adoles-cencia y de la juventud. Sin embargo, nadie puede olvidar que el Señor, como el dueño con los obreros de la viña, llama -en el sentido de hacer concreta y precisa su santa voluntad- a todas las horas de la vida: por eso la vigilancia, como atención solícita a la voz de Dios, es una actitud fundamental y permanente del discípulo.

De todos modos, no se trata sólo de saber lo que Dios quiere de nosotros, de cada uno de nosotros en las diversas situaciones de la vida. Es necesario hacer lo que Dios quiere: así como nos lo recuerdan las palabras de María, la Madre de Jesús, dirigiéndose a los sirvientes de Caná: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2, 5). Y para actuar con fidelidad a la voluntad de Dios hay que ser capaz y hacerse cada vez más capaz. Desde luego, con la gracia del Señor, que no falta nunca, como dice san León Magno: «¡Dará la fuerza quien ha conferido la dignidad!»; pero también con la libre y responsable colaboración de cada uno de nosotros.

Esta es la tarea maravillosa y esforzada que espera a todos los fieles laicos, a todos los cristianos, sin pausa alguna: conocer cada vez más las riquezas de la fe y del Bautismo y vivirlas en creciente plenitud. El apóstol Pedro hablando del nacimiento y crecimiento como de dos etapas de la vida cristiana, nos exhorta: «Como niños recién nacidos, desead la leche espiritual pura, a fin de que, por ella, crezcáis para la salvación» (1P 2, 2).

En Barcelona, a 19 de enero de 2009.

sábado, 17 de enero de 2009

Mayor Oreja con F. Jiménez Losantos

Hola. Os "cuelgo" el vídeo de la última entrevista que Federico Jiménez Losantos ha realizado al candidato del PP para las elecciones europeas, Jaime Mayor Oreja.
Los apenas 35 minutos que dura la conversación son muy jugosos, pero de todos ellos me quedo con una notable enseñanza que todo hombre de vida pública debe tener en la cabeza: la crisis económica que sufrimos actualmente es consecuencia de una crisis de valores del hombre contemporáneo. Resolver ésta supondrá resolver la difícil situación económica y social por la cual estamos atravesando.
Durante toda la tertulia el sentido común de Mayor Oreja se palpa en el ambiente. Aunque no estés de acuerdo con su postura política, seguro te será provechoso analizarlo para aprender y considerar las formas que todo político ha de poseer.



En Barcelona, a 17 de enero de 2009.

lunes, 12 de enero de 2009

Christifideles laici. JP II (XXI). Madurar continuamente: formación de laicos

Dice el refranero popular que Año nuevo, vida nueva. ¿Qué mejor manera de empezar sino comprometiéndose con algunos buenos propósitos? De entre ellos no nos puede faltar el de nuestra propia formación. Para hacerte pensar de su importancia te traigo este fragmento de la exhortación apostólica de Juan Pablo II, Christifideles laici (1988). Las negritas son mías. ¡Espero tus comentarios!


La formación de los fieles laicos: Madurar continuamente

57. La imagen evangélica de la vid y los sarmientos nos revela otro aspecto fundamental de la vida y de la misión de los fieles laicos: la llamada a crecer, a madurar continuamente, a dar siempre más fruto.


Como diligente viñador, el Padre cuida de su viña. La presencia solícita de Dios es invocada ardientemente por Israel, que reza así: «¡Oh Dios Sebaot, vuélvete ya, /desde los cielos mira y ve, /visita esta viña, cuídala, /a ella, la que plantó tu diestra» (Sal 80, 15-16). El mismo Jesús habla del trabajo del Padre: «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto» (Jn 15, 1-2).


La vitalidad de los sarmientos está unida a su permanecer radicados en la vid, que es Jesucristo: «El que permanece en mí como yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí no podéis hacer nada» (Jn 15, 5).


El hombre es interpelado en su libertad por la llamada de Dios a crecer, a madurar, a dar fruto. No puede dejar de responder; no puede dejar de asumir su personal responsabilidad. A esta responsabilidad, tremenda y enaltecedora, aluden las palabras graves de Jesús: («Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo echan al fuego y lo queman» (Jn 15, 6).


En este diálogo entre Dios que llama y la persona interpelada en su responsabilidad se sitúa la posibilidad -es más, la necesidad- de una formación integral y permanente de los fieles laicos, a la que los Padres sinodales han reservado justamente una buena parte de su trabajo. En concreto, después de haber descrito la formación cristiana como «un continuo proceso personal de maduración en la fe y de configuración con Cristo, según la voluntad del Padre, con la guía del Espíritu Santo», han afirmado claramente que «la formación de los fieles laicos se ha de colocar entre las prioridades de la diócesis y se ha de incluir en los programas de acción pastoral de modo que todos los esfuerzos de la comunidad (sacerdotes, laicos y religiosos) concurran a este fin».

En Barcelona, a 12 de enero de 2009.

sábado, 10 de enero de 2009

¿Para qué el IEC cambia la definición de matrimonio?

Recientemente leí que el Instituto de Estudios Catalanes se honraba en ser el primero en reelaborar la definición del término "matrimonio" de su Diccionario. La definición anterior decía que el matrimonio es la "unión legítima entre un hombre y una mujer". La nueva no completa la anterior, sino que sus palabras la rediseñan al afirmar que es la "unión legítima entre dos personas que se comprometen a llevar una vida en común establecida mediante ritos o formalidades legales". ¿Qué habrá cambiado en el matrimonio para qué lo que antes era hoy ya no lo sea?

¿Para qué los miembros del IEC toman esta torpe decisión? ¿Cómo es posible que sus excelentes intelectuales se hayan dejado influir y engañar por la ideología del subjetivismo para desempeñar sus tareas científicas? ¿Acaso no saben que su labor no es definir la realidad según su parecer sino de acuerdo con lo que esa realidad es? ¿No querrán forzar un progresivo cambio de nuestra percepción de la realidad (y consecuentemente de nuestras tradiciones) alterándola por medio de sus novedosas definiciones?

Con esta aptitud la Filología ha "declarado" la guerra a la Metafísica, aunque hay que decir que en este caso la Filología está siendo el instrumento de una ideología, y no de una sana filosofía de vida. ¿La fuerza de las palabras puede alterar la realidad? Nosotros podemos decir que "lo blanco" es negro. Pero, realmente "lo blanco" ¿ha dejado de ser blanco? ¿"Lo blanco" puede cambiar tan solo porque yo quiera que sea negro? ¿Puede mi caprichosa voluntad modificar la realidad? Rotundamente las respuestas son "No". Porque si mi voluntad tuviera ese poder, entonces yo podría decidir ahora que ya no haya crisis económica. Y siguiendo con este razonamiento, la crisis económica ya no sería tal sino crecimiento negativo, deceleración de la producción, etc., pero nunca crisis económica.

No hay más ciego que aquel que no quiere ver. La vida no es tan complicada. El matrimonio es lo qué es, y flaco favor realiza la ciencia filológica al intentar modificarlo definiéndolo de otro modo. Señores, no me parece tan difícil contemplar las maravillas de la realidad que nos rodean, conocerlas tal cuál son y disfrutar de ellas; ya que están ordenadas para nuestro bienestar.

En Barcelona, a 10 de enero de 2009.

Publicado en Cope.es y en España liberal.

jueves, 8 de enero de 2009

La financiación autonómica, ¿una utopía?

Hace poco más de un mes –seguro que lo recuerdas– comenzamos la celebración de los 30 años de nuestra Constitución con el desafortunado grito de “muerte al Borbón” a cargo del diputado catalán Tardà. Si comenzamos así ¿te puedes imaginar cómo podremos terminar? ¿Acaso forzaremos a golpe de los “rebuznos” de nuestros polítcos la muerte de la España de las Autonomías que nuestra joven Constitución consagra?

Ayer, miércoles 7, el Presidente del Gobierno se ha entrevistado con diferentes Presidentes autonómicos para negociar el nuevo modelo de financiación autonómica. Los resultados de estas reuniones no podían ser más opuestos. El Presidente de Cantabria, M. A. Revilla, ha salido de la Moncloa “lanzando piropos” a la nueva estrategia de financiación que Zapatero le ha presentado. Nada más lejos que su homólogo de La Rioja, P. Sanz, que en la comparecencia de prensa ha despotricado abiertamente contra él. Señor Presidente, no se puede quedar bien con todos, especialmente cuando se dialoga del dinero que sufraga la supervivencia de los 17 Gobiernos Autonómicos. Sobrado motivo para caldear los ánimos hacia una “guerra autonómica”, porque ningún Presidente (coherente y que luche por su tierra) se dará por satisfecho con la primera partida presupuestaria asignada a su Comunidad.

Otra guinda que adorna el pastel político. En el Anteproyecto de Ley de Reforma del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha –que se está redactando actualmente– se puede leer que las competencias de su Junta emanan de la Constitución, de su Estatuto de Autonomía y del pueblo castellano manchego. Si leemos detenidamente esta última afirmación deberíamos preguntarnos cómo es posible que los redactores legisladores escriban algo así porque es íntegramente contradictoria con la misma Constitución en que se fundamentan. ¿No establece nuestra Carta Magna que las Leyes están legitimadas en virtud de la soberanía del pueblo español, y no por otras realidades sociales?

Entonces, ¿cómo nuestros legisladores pueden afirmar que el Estatuto castellano-manchego está fundamentado por el pueblo “castellano-manchego”? Con todo, cabe interrogarnos si existe la realmente ese pueblo como entidad sociológicamente diferenciada del pueblo español. Y si fuera así ¿con qué autoridad “ese” pueblo puede saltarse el pacto que nuestra Constitución establece para erigir una Ley de carácter nacional?

En Barcelona, a 8 de enero de 2009.

Publicado en España liberal y en Cope.es.

martes, 6 de enero de 2009

El reguetón de los Magos. Fray Richard

Para Ramón, por sus interminables consejos.

Hoy, solemnidad de la Epifanía del Señor, día en que revivimos el gesto de adoración de la humanidad al Rey de reyes por medio de los Reyes Magos quiero presentaros un video-clip que nos viene al pelo para recordar el sentido de esta festividad al ritmo del "Regetón de los Magos" de fray Richard. Os dejo la letra debajo del vídeo. ¡Que lo disfrutéis!





El regetón de los Magos

Hemos venido adorarlo, henos venido adorarlo, oh oh oh oh

(Coro-2)
Alabanza y adoración al Rey de reyes nuestra canción.
Alza tus manos y alábale mueve tu cuerpo y danza para Él

En Oriente vimos nacer su estrella
venimos a adorarlo siguiendo su huella.
Él es el camino la verdad y la vida
si lo tienes a Él eso es pura vida.
Jesucristo es el Señor vino a sanar y a liberar
y tú desde ahora ven a bailar y a cantar.
El reguetón de los Magos que te pone a gozar.

(Coro-2)
Alabanza y adoración al Rey de reyes nuestra canción.
Alza tus manos y alábale, mueve tu cuerpo y danza para Él.

Con tu mano para arriba de un lado y para el otro
(hemos venido adorar al Rey).
Un pasito para delante y uno para atrás hemos
(hemos venido adorar al Rey).
Una vuelta a la derecha y otra a la izquierda
(hemos venido adorar al Rey).
Con tu corazón alegre dando palmas para Cristo
(hemos venido adorar al Rey).
Que los jóvenes me digan a que han venido
(hemos venido adorar al Rey).
Naciones y reinos a que han venido
(hemos venido adorar al Rey).
Que todas las lenguas canten para Cristo
(hemos venido adorar al Rey).
Que todos los creyentes adoren al señor
(hemos venido adorar al Rey).
Jesucristo es el Rey, mi vida,
para Él mi amor, mi entrega al Dios de Israel
Mis labios le alaban, cantan para Él,
mi cuerpo se mueve al niño de Belén
El sentido de tu vida no es un carrusel,
levanta tus manos y danza para Él.
Tu destino es su Amor, adórale a Él,
su Amor es compasivo, yo te llevo a Él.

El regueton de los Magos es para recordarte,
que tu cuerpo sea para glorificarlo a Él.
Eres su templo donde mora el espíritu de Dios.

No lo olvides te lo dice tu amigo Fray Richard
En Barcelona celebrando el esplendor de los Reyes Magos, a 6 de enero de 2009.

lunes, 5 de enero de 2009

Christifideles Laici (XX). JP II Vocaciones (y II)

Volvemos hoy a considerar el tema de la vocación y de nuestro lugar en la vida. Concretamente la vocación de los laicos (es decir, de aquellos que no son ni sacerdotes ni religiosos). El fragmento, como es ya habitual lo lunes corresponde a la exhortación apostólica Christifideles laici de Juan Pablo II (1988).

Es de suma importancia que los no consagrados encontremos nuestro "sitio" en la Sociedad para mejor servir a Dios, a los hombres y mujeres (para ser políticamente correcto) con los que convivimos en sociedad y por supuesto a nosotros mismos, porque buscar el Bien común redunda en nuestro propio beneficio. Las negritas son mías. ¡Espero vuestros comentarios!

Las diversas vocaciones laicales

56. La rica variedad de la Iglesia encuentra su ulterior manifestación dentro de cada uno de los estados de vida. Así, dentro del estado de vida laical se dan diversas «vocaciones», o sea, diversos caminos espirituales y apostólicos que afectan a cada uno de los fieles laicos. En el álveo [nacimiento] de una vocación laical «común» florecen vocaciones laicales «particulares». En este campo podemos recordar también la experiencia espiritual que ha madurado recientemente en la Iglesia con el florecer de diversas formas de Institutos seculares. A los fieles laicos, y también a los mismos sacerdotes, está abierta la posibilidad de profesar los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia a través de los votos o las promesas, conservando plenamente la propia condición laical o clerical. (...).


Podemos concluir releyendo una hermosa página de san Francisco de Sales, que tanto ha promovido la espiritualidad de los laicos. Hablando de la «devoción», es decir de la perfección cristiana o «vida según el Espíritu», presenta de manera simple y espléndida la vocación de todos los cristianos a la santidad y, al mismo tiempo, el modo específico con que cada cristiano la realiza: «En la Creación Dios mandó a las plantas producir sus frutos, cada una "según su especie" (Gn 1, 11). El mismo mandamiento dirige a los cristianos, que son plantas vivas de su Iglesia, para que produzcan frutos de devoción, cada uno según su estado y condición. La devoción debe ser practicada en modo diverso por el hidalgo, por el artesano, por el sirviente, por el príncipe, por la viuda, por la mujer soltera y por la casada. Pero esto no basta; es necesario además conciliar la práctica de la devoción con las fuerzas, con las obligaciones y deberes de cada persona (...). Es un error -mejor dicho, una herejía- pretender excluir el ejercicio de la devoción del ambiente militar, del taller de los artesanos, de la corte de los príncipes, de los hogares de los casados. Es verdad, Filotea, que la devoción puramente contemplativa, monástica y religiosa sólo puede ser vivida en estos estados, pero además de estos tres tipos de devoción, hay muchos otros capaces de hacer perfectos a quienes viven en condiciones seculares. Por eso, en cualquier lugar que nos encontremos, podemos y debemos aspirar a la vida perfecta». (cfr. Fco. de Sales. Introducción a la vida devota I, III).


Colocándose en esa misma línea, el Concilio Vaticano II escribe: «Este comportamiento espiritual de los laicos debe asumir una peculiar característica del estado de matrimonio y familia, de celibato o de viudez, de la condición de enfermedad, de la actividad profesional y social. No dejen, por tanto, de cultivar constantemente las cualidades y las dotes otorgadas correspondientes a tales condiciones, y de servirse de los propios dones recibidos del Espíritu Santo».


Lo que vale para las vocaciones espirituales vale también, y en cierto sentido con mayor motivo, para las infinitas diversas modalidades según las cuales todos y cada uno de los miembros de la Iglesia son obreros que trabajan en la viña del Señor, edificando el Cuerpo místico de Cristo. En verdad, cada uno es llamado por su nombre, en la unicidad e irrepetibilidad de su historia personal, a aportar su propia contribución al advenimiento del Reino de Dios. Ningún talento, ni siquiera el más pequeño, puede ser escondido o quedar inutilizado (cf. Mt 25, 24-27).


En Barcelona, esperando con ilusión la próxima venida de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, a 5 de enero de 2009.