sábado, 29 de agosto de 2009

Zapatero prefiere "la juventud sobre la experiencia". Peces-Barba

Gregorio Peces-Barba Martínez, en una Tribuna libre publicada en el diario El País realiza "Un compendio de errores y engaños" sobre la situación política actual en España. Rescato, para ti, el fragmento donde el catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid reflexiona críticamente -¡y he ahí lo llamativo y sorprendente!- sobre algunas de las futuras medidas legislativas del gabinete de Rodríguez Zapatero (aborto, Estatuto de Autonomía de Cataluña).

Al final, don Gregorio cuestiona la preferencia del Presidente del Gobierno "de la juventud sobre la experiencia". ¿Será esto un aviso para navegantes, un vaticinio o una condena? Sea lo que sea, parece insinuar la recomendación de que en las tareas de decisión política la juventud es mala consejera y que la madurez.y la experiencia ejercitan la prudencia, virtud propia para una eficaz y eficiente acción política. ¿No recuerda esta insinuación de Peces-Barba a la doctrina de la "Pedagogía de la audacia" de Ángel Herrera Oria?

Sin más dilación, os dejo ya con las reflexiones de Peces-Barba:

"En el debe de los socialistas están, a mi juicio, unas valoraciones muy desacertadas e inexactas del ministro de Justicia, que me gustaría atribuir más a despiste que a ignorancia, casi imposible en un profesor de Derecho Constitucional como Francisco Caamaño. Me sorprendió que dijera, en declaraciones veraniegas a la prensa, que la no participación de médicos u otros facultativos en la realización de interrupciones voluntarias del embarazo, no podía ser objeción de conciencia sino desobediencia civil, y que el reconocimiento de una objeción de conciencia sólo puede provenir de la Constitución o de la ley, supongo que se refería a ley orgánica.

Reconozco que me desconcertaron afirmaciones tan categóricas y al tiempo tan faltas de fundamento. No puede desconocer que en la despenalización del aborto vigente (por la aprobación de un nuevo artículo bis del Código Penal) no la ley, pero sí el último fundamento jurídico de la sentencia que resolvió el recurso de 50 parlamentarios del PP, reconoció la objeción de conciencia de médicos y otros sanitarios que se negasen a intervenir en el proceso. Esta excusa para no obedecer una obligación general está vigente y se aplica con normalidad. Igualmente sorprendente fue la afirmación de que sólo la Constitución y la ley podían crear la objeción de conciencia, cuando hemos visto que el mismo caso desmiente su afirmación y señala una laguna, producto de un olvido o de un desconocimiento.

En ambos casos me inquieta la situación, que extiendo a otros problemas referentes al mismo proyecto. Por un lado me gustaría que no se consumase el error de evitar la consulta (no la autorización) a los padres, que ayudaría a impedir tensiones e incomunicaciones familiares innecesarias. Por otro lado, si el desconocimiento de la sentencia señalada es más general, me inquieta que en ella se reconocieran derechos al nasciturus y que no se haya pensado en solucionar el tema en una ley de plazos, donde en el periodo general de autorización para interrumpir el embarazo quedarían en suspenso y sin efecto los "derechos del nasciturus".

Además, parece que el ministro de Justicia, en su anterior condición, negoció la reforma del Estatuto Catalán, aunque bajo el criterio presidencial de que "lo que aprobéis en Cataluña lo aprobaremos en Madrid". Como este tema tiene sus claroscuros y sus interpretaciones pluriformes, quizás debieron cuidarse más los temas de constitucionalidad en origen, para evitar que quede mucho tajo para el Tribunal Constitucional.

En la preferencia del presidente del Gobierno de la juventud sobre la experiencia, está quizás el error más de fondo que ha podido propiciar estos lodos. Exilios externos como los de Jáuregui o López Aguilar, o internos como el de Jesús Quijano o Caldera, tienen sin duda mucho que ver con la bisoñez con la que se toman algunas decisiones".

Si quieres leer el artículo entero puedes pinchar aquí.

En Barcelona, a 29 de agosto de 2009.

martes, 11 de agosto de 2009

Caritas in veritate. Sobre el desarrollo humano integral en la caridad y en la Verdad. Benedicto XVI: ¡Doctrina Social de la Iglesia en estado puro!

Recientemente he leído la última encíclica del Papa Benedicto XVI, y primera que trata cuestiones sobre Doctrina Social de la Iglesia: Caritas in veritate. Sobre el desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad. La Introducción presenta nociones de auténtica filosofía práctica aplicada a la Sociedad y a la Economía de un acertadísimo y sólido sentido común, porque, sin duda, todo el escrito no tiene ningún desperdicio. ¡No podríamos esperar ni más ni menos de una persona que ejercita plenamente su humana racionalidad, y que además confía en la ayuda de la gracia! El Papa nos da ejemplo, ahora nos toca a nosotros... ejercitar nuestro sentido común y confíar en el auxilio de la gracia que plenifica nuestros humanos actos.

El escrito hace referencia en varias ocasiones a la encíclica sobre este mismo tema de la Doctrina Social de Pablo VI Populorum progressio. Sobre la necesidad de promover el desarrollo de los pueblos (26/III/1967). A lo largo de sus reflexiones aboga por humanizar las relaciones socio-económicas, insinuando la incorporación de conceptos tan necesarios en nuestro mundo formado por personas como ética de y en los negocios, don y gratuidad, entre otros. Os invito vivamente a leer las palabras del Benedicto XVI.
No quiero adelantaros más. Pero para aquellos que quiera ya gustar de sus reflexiones, aquí os dejo un punto. Las negritas son mías. Así que espero comentarios.

"78. Sin Dios el hombre no sabe adonde ir ni tampoco logra entender quién es. Ante los grandes problemas del desarrollo de los pueblos, que nos impulsan casi al desasosiego y al abatimiento, viene en nuestro auxilio la palabra de Jesucristo, que nos hace saber: «Sin mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5). Y nos anima: «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final del mundo» (Mt 28,20). Ante el ingente trabajo que queda por hacer, la fe en la presencia de Dios nos sostiene, junto con los que se unen en su nombre y trabajan por la justicia. Pablo VI nos ha recordado en la Populorum progressio que el hombre no es capaz de gobernar por sí mismo su propio progreso, porque él solo no puede fundar un verdadero humanismo. Sólo si pensamos que se nos ha llamado individualmente y como comunidad a formar parte de la familia de Dios como hijos suyos, seremos capaces de forjar un pensamiento nuevo y sacar nuevas energías al servicio de un humanismo íntegro y verdadero. Por tanto, la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo es un humanismo cristiano que vivifique la caridad y que se deje guiar por la verdad, acogiendo una y otra como un don permanente de Dios. La disponibilidad para con Dios provoca la disponibilidad para con los hermanos y una vida entendida como una tarea solidaria y gozosa. Al contrario, la cerrazón ideológica a Dios y el indiferentismo ateo, que olvida al Creador y corre el peligro de olvidar también los valores humanos, se presentan hoy como uno de los mayores obstáculos para el desarrollo. El humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano. Solamente un humanismo abierto al Absoluto nos puede guiar en la promoción y realización de formas de vida social y civil -en el ámbito de las estructuras, las instituciones, la cultura y el ethos-, protegiéndonos del riesgo de quedar apresados por las modas del momento. La conciencia del amor indestructible de Dios es la que nos sostiene en el duro y apasionante compromiso por la justicia, por el desarrollo de los pueblos, entre éxitos y fracasos, y en la tarea constante de dar un recto ordenamiento a las realidades humanas. El amor de Dios nos invita a salir de lo que es limitado y no definitivo, nos da valor para trabajar y seguir en busca del bien de todos, aun cuando no se realice inmediatamente, aun cuando lo que consigamos nosotros, las autoridades políticas y los agentes económicos, sea siempre menos de lo que anhelamos. Dios nos da la fuerza para luchar y sufrir por amor al bien común, porque Él es nuestro Todo, nuestra esperanza más grande".

En Barcelona, a 11 de agosto de 2009.