jueves, 28 de enero de 2010

La quinta vía de la existencia de Dios de Tomás de Aquino

¿De donde venimos? ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos? Éstas son las tres grandes preguntas filosóficas que el hombre de todos los tiempos se ha planteado para intentar obtener las respuestas que expliquen adecuadamente su vida, acallen su conciencia y satisfagan su natural inclinación de conocimiento de la Verdad. Sin duda, de entre esas tres preguntas destaca por su singular interés la primera (“¿de dónde venimos?”), porque el hombre anhela en su interior, sobre todas las cosas, conocer su origen. Todas las filosofías de la Historia del Pensamiento, excepto las de corte materialista, darán una respuesta común a esta cuestión, a saber: Dios, el Ser Absoluto.

Santo Tomás de Aquino (1225-74) comenzó su magna obra Summa Theologicae –obra de síntesis de conocimientos filosóficos y teológicos–, reflexionando precisamente sobre la realidad de Dios, "¿De dónde venimos?" (STh. I qq. 1-26), antes de resolver las preguntas sobre “¿quiénes somos?” (STh. I qq. 75-119, I-II y I-II) y “¿a dónde vamos?” (STh. III). El aquinate, con gran lógica y sentido común, antes de introducirse en la exposición de la esencia y de los atributos divinos (STh. I q. 3-26), se detiene a demostrar la existencia del Ser Absoluto (STh. I q. 2), porque sería absurdo explicar la naturaleza de “algo” o "alguien" que no existe y que, por tanto, no es. Este tipo explicación sería una elucubración especulativa sin ninguna correspondencia real (ejercicio que gusta demasiado a la filosofía idealista hasta el punto de ser lo único que sabe hacer). Sin entrar a considerar las afirmaciones de los artículos 1 y 2 de esta cuestión 2ª (Si la existencia de Dios es una evidencia inmediata, cosa que no es así; y Si la existencia de Dios es demostrable, cosa que es cierta) dirigimos nuestra mirada al artículo 3, en donde el Doctor Angélico se cuestiona “Si Dios existe”, en donde da una respuesta positiva gracias a sus cinco vías o argumentos deductivos sintéticos a posteriori. En ellos, a partir de la observación de los fenómenos y realidades que acontecen en el mundo el aquinate realiza un razonamiento que le permite concluir que Dios sí existe. La primera de las demostraciones es una prueba cosmológica en donde se identifica a Dios con el origen de todo movimiento; en la segunda considera que Dios es el origen de toda causa: la Causa eficiente; en la tercera se deduce que Dios es el Ser necesario del que dependen el resto de seres; en la cuarta se establece una jerarquía de valores encumbrada por Dios, el Ser que reúne toda perfección; y en la quinta se argumenta que el orden de la realidad es dirigido por un Ser inteligente, a saber: Dios.

Nosotros vamos a considerar la quinta y última de las vías para demostrar la existencia de Dios. Esta prueba, como las otras cuatro, posee una estructura argumentativa en cuatro pasos, que son: a) un punto de partida; b) una aplicación de la causalidad; c) una imposibilidad de aplicación a lo infinito; y d) una identificación con el Ser Absoluto: Dios.



El punto de partida de esta quinta vía se toma de la necesidad de gobierno y orden de las realidades del mundo. En la aplicación de la causalidad vemos que las “cosas” del mundo aún careciendo de conocimiento propio tienden hacia un fin, por lo que obran para obtener lo mejor para ellas, actuando así intencionalmente (es decir, poseen una voluntad natural que les hace tender hacia el fin que les es propio a su naturaleza). Mas, existe una imposibilidad de aplicación a lo infinito porque aquello que no posee conocimiento alguno no puede dirigirse hacia ningún fin si no existe un ser que sí lo disponga y que le permita orientar a esa cosa hacia su fin (como lo ejecuta el arquero a la flecha). Por lo tanto, es necesario que haya una inteligencia que dirija las cosas hacia un fin, así se identifica a esa inteligencia con el Ser Absoluto, a saber: Dios.

Recientemente ha renacido un viejo debate sobre el orden del mundo. El determinismo darwiniano, defendido por Dawkins que discute que exista un Ser Absoluto sumamente inteligente que ordene el mundo y oriente a las realidades hacia sus fines propios, defendiendo que no existe tal orden sino que el mundo está abandonado al caos del azar, doctrina común del determinismo materialista. Las afirmaciones de Dawkins chocan frontalmente con la quinta vía demostrativa del aquinate y con las teorías, tan en boga actualmente, del diseño inteligente del orden de la creación y del mundo. Es por ello, que no puede pasarse por alto las enseñanzas del Doctor Angélico sobre esta materia.

En Santander, a 28 de enero de 2009, celebrando la Memoria de santo Tomás de Aquino.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bueno! precisamente estaba ahora metido en esto de las vías. a mí la de la contingencia me parece definitiva. además este semestre me va a tocar dar filosofia de la naturaleza, y tiene muuuuucho que ver.
un abrazo

Alfredo Alonso dijo...

Estimado Jaime,

Gracias por tus palabras!

Ciertamente la vía de la contingencia y de la necesidad es muy concluyente. En esta ocasión me he lanzado con el argumento teleologico... a ver si en otra ocasión me pongo a explicar las otras vías..

Ánimo con la Filosofía de la Naturaleza!!! Puedes leer a don Mariano Artigas (q. e. p. d.)! Tiene unos cuantos buenos libros relacionados con el asunto, ya sabes..

Un abrazo desde Santander

chagy dijo...

exelente

Alfredo Alonso dijo...

Estimado Chagy,
Gracias por tus palabras. Disculpa el retraso en mi comentario de respuesta.

Un cordial saludo desde la tierruca

blackloudmusic dijo...

mi pregunta es ¿en la época de Santo Tomas, él sabía cuales son todos los seres inorgánicos?. ¿ese ser inteligente, por que no puede ser el ser humano?.