domingo, 23 de noviembre de 2014

"Cristo Rey"

Este domingo celebramos la fiesta de Cristo Rey del Universo. Recupero por su actualidad una breve exhortación del Excmo. y Rvdmo. D. José Eguino y Trecu, obispo de Santander (1929-1961), tomada del Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Santander Año LXX nº 10 (Santander, 19/10/1944), 189-190. Las negritas son mías.
 
"Afortunada fue en verdad la idea de Pío XI, de tan feliz memoria, al ordenar que se celebrara perpetuamente todos los años en el último domingo de octubre [actualmente se celebra el último domingo del Año litúrgico, antes del comienzo del Adviento, que generalmente coincide durante el mes de noviembre], la fiesta de la Realeza de Jesucristo, pues nunca como ahora en la historia fue más necesario recordarla, tanto para humillación de los ensoberbecidos del mundo, como para consuelo de los humillados.
 
Si, Cristo es Rey, y su potestad a la vez dominadora y dulce, se extiende a todo y a todos, así en lo espiritual como en lo temporal, sobre los individuos lo mismo que sobre las familias y los pueblos, y por cierto con grandísima ventaja para todos.
 
Por desgracia no son pocos los que no lo quieren reconocer así, o lo que peor es, que aun reconociéndolo no quieren someterse a sus leyes de paz, de justicia y de amor, repitiendo con palabras y hechos la consigna de los siervos aquellos de la parábola: "No queremos que éste reine sobre nosotros".
 
Así les va a ellos, pues pretendiendo poder vivir mejor de esta suerte la vida material y terrena, se han sumido de hecho en el desorden y en la muerte. Recordando a este respecto Pío XII en su primera encíclica Summi Pontificatus [20/10/1939] el texto evangélico que nos narra como invadieron las tinieblas la tierra cuando fue Jesús crucificado, así veía que sigue repitiéndose lo mismo dondequiera que la incredulidad, ciega y orgullosa de sí ha excluido a Cristo de la vida moderna. Los criterios morales según los cuales en otros tiempos se juzgaban las acciones privadas y públicas, han caído como consecuencia en desuso; y en el tan decantado laicismo de la sociedad ha hecho reaparecer, aun en regiones en que por tantos siglos brillaron los fulgores de la civilización cristiana, las sombras de un paganismo corrompido y corruptor, cada vez más palpables y angustiosas.
 
Hagamos nosotros por el contrario que brille fulgurante en el alma de cada uno, como primer principio para que luego brille en la diócesis entera y en los horizontes todos de la patria, la luz inextinguible de Cristo Rey, guiemos a su resplandor nuestros pasos en lo privado y en lo público, abrasemos nuestro corazón en su ardiente llama de infinita caridad.
 
Para ver de lograrlo aprovechemos ahora la felicísima coyuntura que nos depara su (...) festividad (...). Invitemos a los fieles, singularmente a los que engrosan las filas de la Acción Católica (...), [que] se renueve la consagración al Sagrado Corazón de Jesús con sus letanías y se ruegue al Corazón Inmaculado de María por la paz.
 
Que ambos Sagrados Corazones no la traigan pronto y cumplida, tal como a Ellos les es grata.
 
Os bendice, + José, obispo de Santander".
 
En Santoña, a 23 de noviembre de 2014.

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