lunes, 15 de septiembre de 2008

Christifideles Laici. Juan Pablo II (XIV)

Hola. Este lunes presentamos otro punto más de la exhortación apostólica sobre la misión y vocación de los laicos en la vida pública de Juan Pablo II. Espero vuestros comentarios, y ¡Nuestra Señora La Bien Aparecida, Reina y Señora de la Montaña; Ruega por nosotros! ("La Montaña" es el epíteto con que desde siglos se designa a la actual Comunidad Autónoma de Cantabria).

Vivir el Evangelio sirviendo a la persona y a la sociedad

36. Acogiendo y anunciando el Evangelio con la fuerza del Espíritu, la Iglesia se constituye en comunidad evangelizada y evangelizadora y, precisamente por esto, se hace sierva de los hombres. En ella los fieles laicos participan en la misión de servir a las personas y a la sociedad. (...). Desde esta perspectiva la Iglesia está llamada, a causa de su misma misión evangelizadora, a servir al hombre. Tal servicio se enraiza primariamente en el hecho prodigioso y sorprendente de que, «con la encarnación, el Hijo de Dios se ha unido en cierto modo a cada hombre». (...).


Volvamos a leer un texto -especialmente clarificador- de la Constitución [del Vaticano II] Gaudium et spes: «Ciertamente la Iglesia, persiguiendo su propio fin salvífico, no sólo comunica al hombre la vida divina, sino que, en cierto modo, también difunde el reflejo de su luz sobre el universo mundo, sobre todo por el hecho de que sana y eleva la dignidad humana, consolida la cohesión de la sociedad, y llena de más profundo sentido la actividad cotidiana de los hombres. Cree la Iglesia que de esta manera, por medio de sus hijos y por medio de su entera comunidad, puede ofrecer una gran ayuda para hacer más humana la familia de los hombres y su historia».


En esta contribución a la familia humana de la que es responsable la Iglesia entera, los fieles laicos ocupan un puesto concreto, a causa de su «índole secular», que les compromete, con modos propios e insustituibles, en la animación cristiana del orden temporal.


En Santoña, festejando con desbordada alegría la celebración en honor de La Bien Aparecida, Patrona de la diócesis de Santander y de la Comunidad Autónoma de Cantabria, a 15 de septiembre de 2008.

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