miércoles, 1 de octubre de 2008

Acció per la Democràcia

El pasado martes, 30 de septiembre, en el Colegio de Abogados de Barcelona tuvo lugar el acto de presentación de una iniciativa de modificación de la Ley electoral, que busca, concretamente, una elección directa de los diputados, representantes del pueblo. Esta propuesta de reforma está representada por la plataforma cívica Acció per la Democràcia con Josep Miró i Ardévol a la cabeza.

Os transcribo dos párrafos de su web que resumen sus intereses:
Acción por la Democracia es una iniciativa surgida de la sociedad civil de naturaleza plural, e independiente de toda organización. Las personas que se reunen en ella lo hacen con una única finalidad: trabajar para modificar la ley electoral de Cataluña, con el fin de conseguir una nueva legislación que garantice la elección directa del diputado en el marco de la proporcionalidad a la que obliga la Constitución Española, y a su vez que establece una serie de obligaciones del elegido, diputado o regidor, en relación a los electores, dirigidos a conseguir una vinculación a lo largo de los cuatro años, información y posibilidad de hacer llegar la voz de sus electores al candidato elegido. En definitiva consideramos un imperativo categórico el traspaso del peso actual a las direcciones de los partidos en la elección de los diputados a los ciudadanos, como una condición necesaria para mejorar la calidad de nuestra democracia. Acción por la Democracia limita su actuación a este único objetivo en términos que establece el Manifiesto (véase la sección Manifiesto en las pestañas superiores) y os emplaza a participar activamente en este cambio, tanto a través de los actos y las reuniones de trabajo como de la página web.
Esta propuesta cívica es ciertamente muy interesante y digna de consideración. Si lo pensamos bien, esta plataforma sale al quite ante una sociedad catalana que se caracteriza actualmente por su baja participación electoral y su alta abstención a la hora de ir a elegir a sus representantes. Acció per la Democràcia, con gran dosis de pedagogía, quiere estimular a la sociedad (concretamente a la catalana, aunque tiene vocación de abarcar a la nacional) a involucrarse en la vida política. Quiere hacer ver la importancia que tiene para cada uno de los ciudadanos el participar democráticamente en los comicios y en todo lo que le rodea.

Esto me parece muy positivo. Es necesario que cada uno de nosotros "se moje" en política. Como sabes, "política" es "la ciencia que se encarga de organizar la vida de las sociedades" (recuerda que "polis" significa "ciudad", actualmente podríamos traducir como "sociedad"). Todos vivimos en sociedad. Todos, queramos o no, quedamos afectados por las decisiones políticas que nuestros dignos representantes realizan. Así pues, no hay excusa para mirar hacia otro lado. No querer saber nada de la vida pública y de la realidad que la conforma es propia de "idiotas" (término que los clásicos utilizaban para designar a aquel que se despreocupaba de las cuestiones públicas que directamente le afectaban).

Así pues, no seamos "idiotas". Contemplemos la sociedad que nos rodea y ¡a delante! Piensa que tu sociedad, tu ciudad, tu barrio, tu círculo será mejor en tanto tú ayudes a mejorarlo. Un lema de Manos Unidas lo refleja muy bien: ¡Cambia tu vida, para cambiar el mundo!". Nadie sólo puede cambiar todo el mundo. Pero si trabajar por hacer más agradable tu ambiente y tus relaciones personales seguro que tu mundo ya está cambiando a mejor.

La única pega que considero que tiene la iniciativa de Acció per la Democràcia es que no tiene una sociedad con la "educación democrática" necesaria para adsorver su inteligente propuesta. La sociedad española en su periodo democrática ha "crecido" con un modo concreto de elección de diputados (marcada por la Ley electoral que se quiere modificar), y queramos o no, 30 años escogiendo a nuestros representantes de la misma manera calan en el pueblo y en el estrato político (que con seguridad no estará plenamente de acuerdo con esta iniciativa). Además, la idiosincrasia de la sociedad catalana (y española por extensión) ante cuestiones democráticas es "de comodidad": elegimos a unos representantes una vez cada 4 años y ya está. En España no tenemos costumbre de participación activa en la elección de los cargos políticos como lo pueden tener en Estados Unidos, en Reino Unido o en Suiza, por ejemplo. El pueblo español tiene que aprender cuál es genuino valor de la DEMOCRACIA con mayúsculas, a saber, cada ciudadano cuenta y es importante su colaboración a la hora de construir la sociedad en la que intentamos vivir en paz y felicidad. Estos son los dos retos. Queda mucho por hacer... ¿te animas?

En Barcelona, a 1 de octubre de 2008.

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