martes, 15 de julio de 2008

¡Pobre de mí!

"¡Pobre de mí!,
¡Pobre de mí!,
¡Pobre de mí, que se han acabado las fiestas de san Fermín!".
Una de las últimas tradiciones "sanfermineras" es cantar esta letra ante el edificio del Ayuntamiento de Pamplona a media noche. Así pues, fieles a las costumbres populares estaremos cantando, una y otra vez,
en la plaza del Ayuntamiento o en cualquier otro lugar, pañuelico rojo en mano, esta noche desde las 0 horas de hoy (la misma en que publicamos este post), al ritmo de las "peñas" y "charangas" hasta dejar afónicas nuestras gargantas ya desgastadas de "tanto" cantar al santo obispo pamplonés a lo largo de estos nueve largos días de fiestas en honor de san Fermín, en los que hemos celebrado la vida de este hombre, ¡un hombre como nosotros!, y que vivió ejemplarmente de acuerdo con las enseñanzas de Jesucristo.

Una vez acabado este triste rito (¿?) nos despediremos del santo Patrón de Pamplona dejando atado nuestro rojo pañuelo en la verja de su capilla en la Parroquia de san Lorenzo.¡Hasta el próximo año -musitaremos-! Finalmente, ya podremos retirarnos a nuestros aposentos a descansar (¡por fín!).

Erróneamente se cree que las tradiciones populares se fundamentan en principios. Sin embargo, las tradiciones se configuran a partir de las experiencias vividas por los hombres que conforman un pueblo. No está de más decir aquí que las experiencias humanas son las manifestaciones prácticas de los principios teóricos que los hombres poseemos. Esas manifestaciones prácticas (las experiencias) al repetirse a lo largo de los años permiten la institución de sus propias tradiciones, que a la sazón ya formaban parte de las costumbres de los miembros del pueblo.

El sentido común nos dice que ningún pueblo sabio desprecia sus tradiciones. ¡Es absurdo tirarse priedras a sí mismo! Pues bien, aunque no lo creamos, actualmente, nuestra patria está cayendo en el olvido de sus más arraigadas tradiciones, a causa de la ignorante (ir)responsabilidad de quienes nos gobiernan originando un "genocidio" sobre nuestro patrimonio cultural. ¡Sí, amigos! ¡Nos están "obligando" a tirarnos piedras a nosotros mismos! ¡Contra nuestras propias tradiciones! ¡Contra aquello que nos define como españoles! ¡Contra aquello que nos identifica y distingue de otros pueblos! Y lo que es peor, ¡nos están privando de nuestra propia riqueza cultural (algo que nos pertenece por derecho propio porque es nuestro), la cual nos ha hecho grandes en todo el mundo a lo largo de nuestra Historia! Es como si nos obligasen a renegar de nosotros mismos y nos dijeran: "Disculpa es que ya no eres tú, y debes cambiar... así que haz esto" (en el fondo manipulación). Porque si percibes lo mismo que yo... "huele" en el ambiente una potenciación exclusiva de la cultura de las autonomías en detrimento de la cultura nacional (que no nacionalista). Este es un momento de recordar una sentencia noventayochista. Decir conmigo: "¡Me duele España!".

Es más, despreciar la tradición es propio de pueblos jóvenes o de "pueblos que han caído en una segunda infancia muy próxima a la imbecilidad senil"
afirma mi paisano Menéndez y Pelayo en Dos palabras sobre el centenario de Balmes en 1910. ¿No tienes la sensación de que nos están condenando a esa "imbecilidad senil"? ¿Podemos quedarnos quietos? ¡Defiende tu cultura! ¡Propaga, cultiva, vive las tradiciones de tu patria! Para ello, no dejes que te digan cuáles deben ser las nuevas tradiciones de tu pueblo. (especialmente cuando ya posees unas tan arraigadas como las nuestras) ¡Busca tus orígenes! ¡Zambulleté en descubrir la historia de su génesis! ¡Disfruta de las costumbres de tu pueblo! Y, no te avergüences cuando digas: ¡soy español!

¡Qué no tengamos que cantar el "¡Pobre de mí!" al compás del olvido de nuestras propias tradiciones!

En Barcelona, a 15 de julio de 2008.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Cuántas ganas de vivir transmites ahí ALfredo!
Felicidades.

supersalvajuan dijo...

Más que de tradición, yo hablaría de cultura. Dice uno de los grandes, el Maestro de Gramática, "que las tradiciones son modas envejecidas". Quizás el equivocado sea yo.

Alfredo Alonso dijo...

Supersalvajuan, gracias por tu comentario!

No tienes por qué estás equivocado. Ni mucho menos.

Pero como sabes las modas, los usos, los gustos, los hábitos, los razonamientos, nuestras respuestas sobre la búsqueda de la felicidad, etc., son son fruto de repeticiones que se implantan con éxito en un grupo más o menos grande de personas.

De manera, que nuestras "modas" también forman parte de nuestras tradiciones.

Aunque pensándolo bien. Eso de "modas envejecidas" atribuido a tradiciones, ¿no crees que es un "piropo" muy positivo?

En tanto que moda, la tradición es una realidad "nueva", que convence a la gente, y en tanto que envejecida, indica que la tradición tiene solera, que ha pasado por un periodo de prueba y sigue siendo bueno, y en consecuencia permanece su utilidad y valía.

Y, ¡claro que identificaría tradición con cultura! La cultura como expresión de los distintos acervos de las personas que poseen unas tradiciones (consecuencia de sus ideologías, de sus principios teóricos).

De nuevo gracias por tu comentario.
Un saludo. Alfredo Alonso.