
de la vida mortal, burlando el brío,
el acero valiente, al mármol frío,
que contra el tiempo su dureza atreve.
Antes que sepa andar el pie, se mueve
camino de la muerte, donde envío
mi vida oscura; pobre y turbio río,
que negro mar con altas ondas bebe.
Todo corto momento es paso largo
que doy a mi pesar en tal jornada,
pues parado y durmiendo siempre aguijo.
Breve suspiro, y último, y amargo,
es la muerte forzosa y heredada;
mas si es ley, y no pena, ¿qué me aflijo?
Francisco de Quevedo
No hay comentarios:
Publicar un comentario