viernes, 28 de marzo de 2008

Ante la próxima formación de Gobierno

Ante la próxima formación de Gobierno Alonso, Jaúregui y Blanco, del grupo parlamentario socialista, hoy lunes van a comenzar a entrablar contacto para buscar apoyos con el resto de formaciones políticas que representan al soberano pueblo español en las Cortes. Sin embargo, no creo yo les ofrezcan ningún ministerio o cargo de relevancia dentro del Gobierno. Como mucho algún puesto de importancia en los órganos ejecutivos de las Cortes.

La semana pasada rescatamos algunos consejos que el Rey dirigió al Príncipe para el buen ejercicio de sus futuras funciones al servicio del Estado. Estos consejos estaban organizados a modo de cartas que en su momento me recordaron a la obra de Maquiavelo El Príncipe de 1513. Pues bien, no me he resistido a releer algunas de sus páginas y entre ellas he encontrado algunos fragmentos que quizá le pueden ser de utilidad a Rodríguez Zapatero para la próxima e inmediata elección de sus ministros y otros altos cargos, e incluso para ser estimado, "si cabe más", por el pueblo que democráticamente le ha elegido como próximo Presidente del Gobierno de España.

Pero antes un pequeño matiz para la lectura de estos fragmentos: cuando leamos "príncipe" pensemos en "gobernante, presidente de gobierno"; además me he permitido destacar algunas frases interesantes.

Para ser estimado: "Nada hace estimar tanto a un príncipe como las grandes empresas o el dar de sí ejemplos extraordinarios. (...).
También es estimado un príncipe cuando es un verdadero amigo y un verdadero enemigo: es decir, cuando sin miramientos se declara a favor de uno o en contra de otro. Lo que es siempre más útil que permanecer neutral (...).
Un príncipe debe también mostrarse admirador del talento, acogiendo a los hombres virtuosos y honrando a los que sobresalen en algún arte. Además, debe animar a sus conciudadanos para que puedan ejercer pacíficamente sus actividades (...) y que nadie tema mejorar sus posesiones por miedo a que se las arrebaten (...); debe instituir premios para quien quiera (...) mejorar de una manera u otra su ciudad o su estado. Debe entretener al pueblo (...) con fiestas y espectáculos. (...) dar ejemplo de humanidad (...)".


Para la elección de ministros: "No es de poca importancia para un príncipe la elección de sus ministros; que son buenos o no según la prudencia del príncipe. Y el primer juicio que nos formamos sobre la inteligencia de un señor se basa en los hombres que le rodean; y cuando son competentes y fieles se le puede reputar sabio porque ha sabido reconocer su capacidad y conservar su lealtad. Pero cuando son de otra manera hay siempre motivos para formar un mal concepto de él [del príncipe], ya que su primer error ha sido precisamente esta elección (...).
Para que un príncipe pueda conocer a su ministro hay un procedimiento que no falla nunca: cuando veas que el ministro piensa más en sí mismo (...), y que en todas las acciones persigue su propio provecho, puedes estar seguro que no será nunca buen ministro ni podrás fiarte jamás de él; porque quien tiene en sus manos el gobierno de otro no debe pensar jamás en sí mismo (...)".

En Santander, a 31 de marzo de 2008.

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